A medida que Chile debate cómo satisfacer su creciente demanda de energía, controvertidos planes de represas están floreciendo no sólo en la región de Aysén de la Patagonia chilena, sino sobre varios preciados ríos en el sur del país.
Las autoridades consideran que la tendencia es una respuesta necesaria al crecimiento en la demanda de energía, pero los ecologistas argumentan que los proyectos ponen en riesgo algunos de los más valiosos recursos hídricos de Chile.
“Los ríos de Chile están en peligro”, dice Mauricio Fierro, director de Geoaustral, grupo ambientalista con sede en Puerto Montt que se opone a proyectos de represas en el río Puelo, en el norte de la Patagonia, y el Río Manso, uno de sus afluentes. “El Estado italiano, dueño de la mayoría en Endesa Chile, tiene derechos de agua en todo Chile que les fueron dados gratis por la dictadura de Augusto Pinochet. En Puelo, [Endesa] ignora tratados binacionales, declaraciones internacionales de reservas de biosfera y especialmente los efectos que las represas tendrán sobre las personas que dependen de estos ríos para la agricultura y el turismo”.
Conservacionistas y promotores del ecoturismo se emocionaron cuando, en noviembre de 2009, el gobierno de centro-izquierda de Michelle Bachelet decretó que 11 cuencas, entre ellas las de los ríos Cochamó, Petrohué y Palena, estarían fuera del alcance de los proyectos de represas hidroeléctricas gracias a su alto valor para la conservación y el turismo.
¿Se revocarán decretos?
Pero este mes de julio, el gobierno de centro-derecha del nuevo presidente Sebastián Piñera sorprendió a muchos al anunciar que estaba considerando la posibilidad de anular los decretos que Bachelet había promulgado para proteger los ríos.
Uno de los primeros en denunciar este posible giro radical fue Sergio Bitar, ministro de obras públicas de Bachelet que puso en marcha los decretos. Bitar acusa al nuevo gobierno de ceder a las presiones del sector privado, independientemente de la cuestión.
“Yo firmé los decretos para estos ríos, permitiendo los derechos de consumo de agua para la gente y los agricultores, pero no para represas hidroeléctricas”, dijo Bitar a los reporteros en julio.
“El Petrohué especialmente es un hermoso lugar conocido en todo el mundo. Yo creo que aún existe en Chile una lógica conservadora entre grupos económicos que están estrechamente vinculados al gobierno de Piñera por la cual ponen la explotación de los recursos naturales por encima de todas las demás prioridades”.
Mientras tanto, la Dirección General de Aguas de Chile anunció en agosto que está revisando los decretos del anterior gobierno porque las empresas que están a favor de represas hidroeléctricas en cuatro ríos de la Región de los Lagos han impugnado las medidas en tribunales de Santiago.
Ambientalistas de la Región de los Lagos, donde corren los ríos Cochamó y Petrohué, se unieron a representantes del turismo para denunciar el aparente retroceso del gobierno. En un signo de que la presión tuvo impacto, el nuevo intendente de la Región de los Lagos, Sebastián Montes, declaró en agosto que cabildearía ante las autoridades nacionales para aplicar los decretos en los ríos Cochamó y Petrohué, y que trabajaría para crear un nuevo parque nacional para el valle de Cochamó.
Rodrigo Condeza, presidente del grupo ecologista local Conservación Cochamó y propietario de Miralejos, una compañía de viajes de aventura, califica esas declaraciones de alentadoras; pero pregunta por qué no se han formulado también sobre el río Palena y otros ríos que se verían afectados por la revocación de los decretos. “Esto sin duda es un enorme retroceso para el desarrollo del turismo en el sur de Chile, así como para la conservación de los ríos”, dice Condeza.
Mientras tanto, el gobierno de Piñera ha seguido manifestando en los últimos meses su apoyo a la construcción de nuevas represas hidroeléctricas para satisfacer la creciente demanda de energía de Chile.
Piñera conforme con HidroAysén
Por ejemplo, en julio, Piñera dijo en una entrevista con Patagon Journal que no se oponía al controvertido proyecto HidroAysén, que prevé la construcción de cinco grandes presas en los ríos Baker y Pascua en el sur de Aysén. Aunque Piñera parecía apoyar las represas, reconoció que la construcción de una línea de alimentación de 2,400 km necesaria para enlazar las represas con la capital nacional, Santiago, era problemática.
“Creo que los grandes problemas no son con las represas en la parte sur del país, sino con la línea que atravesará la mitad de nuestro país”, dijo Piñera.
El presidente reiteró recientemente esas declaraciones ante otros medios de comunicación en Chile, suscitando ataques de grupos ecologistas que trabajan para detener el proyecto de represa de HidroAysén. A finales de octubre, HidroAysén, propiedad conjunta de Endesa y Colbún de Chile, presentó un segundo adéndum a su declaración de impacto ambiental a las autoridades ambientales regionales de Aysén. La oficina ambiental regional recientemente dio a la empresa una serie de nuevas preguntas para responder, y les concedió hasta el 15 de abril 2011, para preparar sus respuestas.
Un sondeo recientemente hecho por la Universidad Andrés Bello y Opina encontró que el 79% de los chilenos califica negativamente la construcción del proyecto Hidroaysén.
“Desde el punto de vista jurídico, hay demasiadas infracciones para que este proyecto sea aprobado”, dice Patricio Rodrigo, secretario ejecutivo del Consejo de Defensa de la Patagonia, coalición de grupos internacionales y chilenos que se oponen a HidroAysén. “Pero, lamentablemente, cuando el gobierno central hace declaraciones en favor del proyecto, las autoridades regionales tienden a pasar por alto tales problemas”.
“¿Este es el famoso ‘a la chilena’ que Piñera está glorificando ante el mundo después de salvar a los mineros chilenos?”, agrega Rodrigo.
Foto por Francisco Negroni para Patagon Journal