Observación de huemules en el futuro Parque Nacional Patagonia

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Recientemente, un grupo de nosotros partió en busca del elusivo huemul, el raro y tímido ciervo que vive en los bosques del futuro Parque Nacional Patagonia en el Valle Chacabuco, en la región de Aysén. Teníamos pocas probabilidades de espiar a un huemul sin ayuda: los aproximadamente 150 animales que viven en esta área se camuflan bien entre los bosques y matorrales. Pero íbamos encaminados al puesto de Daniel: teníamos esperanza. 
 
Daniel Velásquez, ahora un guardaparque y buscador de huemules, trabajó arreando ovejas cuando Estancia Valle Chacabuco era una operación de ganado. Aproximadamente hace diez años, comenzó a trabajar con la CONAF, el servicio forestal chileno, tomando censos de la población de huemules en la Reserva Nacional de Tamango. Cuando Conservación Patagónica, en conjunto con sus biólogos chilenos, desarrolló un estudio de monitoreo de huemules VHF, Daniel utilizó su conocimiento en terreno de los huemules como rastreador principal. En este punto, Daniel había pasado más horas viendo movimientos y comportamientos de los huemules que casi cualquier otra persona. Ofreció llevarnos con él para que pudiéramos ver a estos venados nosotros mismos, saltamos frente al ofrecimiento.
 
Algunos a caballo, otros a pie, pasamos alrededor de tres horas desde la estancia, al este bajo el camino principal, y luego al sur y
descendiendo hacia el Lago Cochrane por un camino de tierra. Hablamos por radio con Daniel – la única forma de mantener el contacto – para chequear si estaría en casa. Un nuevo ventanal, aceite para sierra eléctrica y una parte de un horno son algunos de los regalos que le llevamos.
 
Lo que inicialmente aparece como una situación de vida muy básica, se convierte en un centro de actividad de buen funcionamiento en este sector del parque. En una casa simple pero recién reconstruida, con vista al Lago Cochrane, vive Daniel con su esposa, Bella, y sus dos hijos Cristián y Daniel. El agua corriente llega por un sistema de mangueras cercano. El largo horno a leña en una esquina de la cocina provee a la casa de calor y agua caliente para ducharse, además de la posibilidad de cocinar la comida para la familia y sus muchos visitantes. Voluntarios, científicos, internos y otros invitados frecuentemente disfrutan pasar un día o dos con la familia, no sólo para ver huemules sino también para tomar mate, compartir un asado y escuchar la perspectiva de la familia acerca de la creación del parque.  
 
Tan pronto como llegamos, Daniel nos contó que había localizado un venado temprano en la mañana. Con la radio VHF, podríamos determinar su dirección y proximidad, así es que comenzamos en descenso hacia un valle cercano al lago. Daniel se detenía a menudo para escuchar los bips del collar, diciéndonos qué tan cerca estábamos y hacia dónde dirigirnos. Mientras nos acercábamos, nos pedía tener la precaución de caminar despacio y mantener el silencio. En medio de un grupo de árboles lenga, un huemul mordisqueaba delicadamente unos dientes de león. Levantó su cabeza al sentir que nos acercábamos, luego, al haber reafirmado que no queríamos hacerle daño, volvió a comer.
 
 
Nos sentamos a ver su actuación poco dramática durante la siguiente media hora, su rara presencia era la razón para quedarse quietos y mirar la vida del bosque. Cuando se alejó, volvimos a subir la colina, donde Bella había cocinado unas sopaipillas (panes fritos) y los chicos habían comenzado a prender el fuego para un asado. Junto a incontables rondas de mate, conversamos acerca de la transición de estancia a parque y del futuro de la región con la gran amenaza de la represa de HidroAysén cerca del Río Baker. Bella y los chicos pasan parte del año en el cercano pueblo de Cochrane, para que ellos puedan ir al colegio; hablan abiertamente sobre cómo HidroAysén intenta congraciarse con los residentes proveyéndoles caridad de corto plazo.
 
Creen que mientras el futuro parque provea y cree más trabajo para sus vecinos, se convierte en una alternativa más potente para el futuro hidroeléctrico. Daniel enfatiza en cómo prefiere su nuevo trabajo en lugar del anterior con ganado, sobre todo porque está constantemente aprendiendo. El joven Daniel describe la belleza de crecer en el parque: puede detallar los hábitos del huemul y articular la necesidad de protegerlo.
 
Con las guatitas llenas, nos dirigimos hacia el largo camino de regreso hasta las oficinas del parque, saboreando nuestro día. Visitar a Daniel y su familia reafirma la visión general de la construcción del parque, haciéndola más tangible y personal, más que puestas de sol brillantes y cimas cubiertas de glaciares. Esta comunidad emergente e inusual de personas y sus variados proyectos crea la energía y camaradería que mantiene el trabajo avanzando.
 
 
La autora Nadine Lehner es la directora de comunicaciones de la organización sin fines de lucro Conservación Patagónica