Haciendo patria en Aysén

E-mail Print

La primera vez que llegue a Aysén en el verano del año 1983 como un estudiante de Sociología en busca de material para una tesis de grado, llegar a la región no era tan fácil como hoy. Tuvimos que conseguir una embarcación que fue la barcaza río cisnes, que solo con la buena voluntad del capitán embarcarnos en Puerto Montt, hacia Puerto Aysén. El recorrido duró tres días, y compartimos el viaje con 200 vacunos que iban a Melinka, durmiendo en el puente a la intemperie. Al llegar a Puerto Aysén, nos embarcamos en un camión muy peculiar de marca Internacional atestado de carga y gente, demoramos unas ocho horas en llegar a Coyhaique. Para llegar a Puerto Ibáñez a tomar la barcaza que nos conduciría a Puerto Guadal por el lago General Carrera, tuvimos que hacer a pie los 110 km, ya que no había una línea de buses que hiciera regularmente el recorrido; demoramos 3 días y no paso ni un vehiculo que nos alzara, solo horas antes de la salida de la barcaza empezó la procesión de vehículos particulares pero nada mas, y ninguno nos alzo. Luego tomamos la barcaza y navegamos doce horas por un lago rebelde, malicioso y chucaro, de una belleza que me conmovió, en condiciones bastante precarias; con un baño inmundo, lleno de vomito con acomodaciones para 10 pasajeros, e iban por lo menos 90.

En Puerto Guadal el ultimo puerto del lago Carrera, y entrada al sur de la región de ese entonces, la llegada de la barcaza Pilchero era el acontecimiento social de la semana, al recalar estaba todo el pueblo para recibirla, Guadal era de importancia vital en el trafico tanto de pasajeros, como de carga, desde y hacia el interior, de ese Aysén profundo y rural, en transito hacia Puerto Bertrand, Cochrane, Villa Ohiggins, Caleta Tortel.

Algunos de esos guadalinos esperaban parientes, amigos, carga, y otros simplemente solo por saber quien iba y quien venia. Era una fiesta increíble bajar de la barcaza con el muelle lleno de gente, que a pesar de que no te conocían te saludaban, y te daban la bienvenida, a pesar que en ese entonces ver un santiaguino era algo por decir lo menos anecdótico y singular, para mi un muchacho veinteañero de santiago, era un bálsamo para el alma que hacia que se olvidaran las penas del viaje con esta gente que te recibía de esa manera.

Luego recorriendo las casas de los pobladores, en mi labor encuestadora para conocer su realidad, conocí sus historias de vida, sus realidades y lo que habían tenido que sufrir y esforzarse para salir adelante, sobre todo de las generaciones anteriores de colonos, que habían batallado en la dura lucha contra el medio, para que los que estaban consolidados en ese año 1983, tuvieran la pose de  la tierra y pudieran acceder a una mejor calidad de vida y proyectarse.

Por primera vez comencé a entender el concepto de hacer patria, y lo que significaba en su real valía el termino, y apreciar en su justa medida el esfuerzo y la significancia que represento lo hecho por los colonos, y que hacer patria en el fondo era salir adelante sin ayuda alguna, solo contando con uno mismo, pero sin querer queriendo, preservando el territorio y desarrollando el país. Escuché increíbles historias de mujeres pobladoras que fuera de todo contexto conocido por mí hasta ese entonces, habían tenido sus hijos solas, de mujeres con sus hijos remando en un bote de madera de dudosa estructura, por el lago más peligroso de Chile, el Carrera.

Historias de esfuerzo y sacrificio por las cosas básicas, de un empuje que sorprenden al día de hoy, de cómo fueron capaces de tal obra, salir adelante, y no perder la forma ni la alegría en ello, sin ningún resentimiento, agradecidos por la oportunidad. Hombres que habían comenzado haciendo campo con un hacha vieja y las puras ganas; donde el fuego era su única alternativa viable para sobrevivir, haciendo campo para los animales, viviendo en un toro de varas de coigüe, con unas cuantas pilchas, aguantando los crudos inviernos. Las montañas de ese entonces eran tan cerradas, que no dejaba penetrar el sol, que muchos perdían todo por el mismo fuego que habían iniciado para hacer campo, que se les volvía en contra por el viento, que los obligaba a empezar de nuevo. Algunos se rendían en el intento y otros daban la vida.

Como recorrían días de a caballo para conseguir un quintal de harina, lo que representaba un lujo en esos años, si se tenía la suerte de encontrarla. A veces se iba y se volvía sin nada.  Que lo único que pudieron comer por años era solamente carne, la yerba mate no se botaba, si no que se guardaba para usarla de nuevo, para cuando escaseara volver a utilizarla. Como el león (puma) entraba en primavera y les mataba 50 ovejas solo para enseñarles a los cachorros el arte de la caza y no les quedaba otra que salir a cazarlos en invierno, para que no ocurriese en primavera en la parision el acecho de ese mismo león.

Relatos de sacrificio de esfuerzo, en este territorio hostil que te conmueve por sus paisajes cambiantes y estaciones marcadas, de una aventura inolvidable y apasionante pero también dura y sacrificada, donde los primeros dieron todo sin nada por un todo. Nunca antes tan pocos hicieron tanto por tantos, para permitirnos estar hoy donde estamos. Ese Aysén de hacer patria me conmovió profundamente con sus relatos y sus historias de vida, de un sacrificio que con su ejemplo cambio por completo mi manera de ver la vida y los parámetros con los cuales entendía que debía ser vivida, cambiando mi vida para siempre. Transformándose en amor a primera vista, por su cultura, su gente, reconociendo en ellos, la base del orgullo y del esfuerzo personal que les significo salir adelante en el proceso, asentando la bases de lo que es hoy Aysén y de lo que representa hoy  su legado y su herencia cultural.

Hoy esos parámetros de hacer patria han cambiado totalmente, cambiaron ante la nueva realidad de la región, que lamentablemente la economía y sus mercados no tuvieron la capacidad integradora y ese mundo rural de a caballo y la cultura que lo sustentaba al día de hoy casi no existe. Hoy hacer patria en Aysén, es luchar por que mantengamos un desarrollo consecuente y armónico con el medio ambiente, que posibilite y entregue a las comunidades sobre todo las rurales, acceso a un desarrollo sustentable y armónico, con una justicia ambiental que los haga factibles y sustentables en el tiempo futuro. Que las nuevas generaciones tengan la capacidad de desarrollarse en el y cumplan con el legado ancestral que han heredado de las generaciones anteriores y luchen por ello, de mantenerse en el territorio y preservarlo ante todo. Hacer patria en Aysén, es luchar por impedir la llegada de las transnacionales como HidroAysén, que solo nos ven como un lucro, un objeto, una moneda de cambio, al cual hay que estrujar para sacarnos nuestra esencia y nuestra alma, en la búsqueda de una ganancia económica a como de lugar, sin respeto por lo que somos y representamos y destruirnos para conseguir sus objetivos, sin importar nuestros anhelos, sueños y la proyección histórica de economía sustentable por la cual abogamos todos los ayseninos, como cultura y forma de hacer las cosas .

Hacer patria en Aysén, es ser consecuente con lo que significa la región y su proyección ambiental, en armonía con sus comunidades, respetando su cultura, su forma de hacer y sentir, creando y posibilitando el marco legal necesario dentro de la región, que nos haga ser respetados, para que las autoridades representen a sus comunidades, y que aboguen por los valores aiseninos por los cuales fueron elegidos y sepan proyectarlo, y que no se pierdan en intereses centralistas, partidistas de otro orden, que no nos interpretan y no nos representan. Donde el objetivo sea nada mas, que el bien estar de Aysén y sus comunidades, dentro de lo que creemos esta en consecuencia con nuestra realidad. Hacer patria en Aysén, es tener la claridad para generar conductas y decisiones ciudadanas, empresariales, y políticas, que se basen en la ética, la consecuencia, la coherencia y por sobre todo la solidaridad humana y que estos defiendan los valores y la preservación del patrimonio ambiental y natural del territorio. Postulando por un  desarrollo sustentable de todos y no solo para algunos;conservando la historia y con ello defendiéndonos del arrollador “ progreso”, que sin duda los pueblos que no tienen historia, no tienen memoria. ESO ES HACER PATRIA EN AYSEN HOY. 

El autor Andres Gillmore es un sociólogo y Director de Corporación Costa Carrera (asociación de empresarios turísticos y dueños de tierras, de la cuenca del Baker)

 

Subscribe Today!

Featured Listings in Directory