Pedaleando a lo largo de la costa sur de Duao, Chile, nuestro líder, Luis se salió de la carretera por un camino que conduce a la playa. "¡Vamos!", exclamó, "¡Vamos a poner estas bicicletas de montaña a trabajar!" Lo seguimos, arando pistas profundas en la arena. Al igual que Ícaro y el sol, yo bordeaba la espuma blanca que se alejaba, confiado en mi y la capacidad de la bicicleta de ganarle a una ola que se aproximaba. Pero, incluso antes de que el llamado de alerta de Luis llegara a mis oídos, una ola se estrelló contra mis ruedas, derramando arena sobre el marco de la bicicleta. El resto del día, para la diversión del grupo, mis cambios chirriaban con cada golpe de pedal, era la sanción por mi insolencia.
Tuve la oportunidad de montar bicicleta en la costa de Duao gracias a una reciente invitación a participar en una de las iniciativas turísiticas nuevas en Chile: el “cicloturismo". Lanzado por la Oficina de Turismo del Maule (dirección regional de turismo en Maule) y patrocinado por Sernatur (agencia nacional de turismo de Chile), InnovaChile de Corfo, (agencia de desarrollo económico de Chile), y otros, el objetivo de la iniciativa es poner en práctica una innovadora forma de eco-turismo en el Maule, una región de la costa a tres horas al sur de Santiago.
Aunque continúan los restos de la destrucción causada en la región por el terremoto de febrero 2010, Maule ha trabajado para volver a estabilizar su economía con énfasis en su potencial turístico. El "cicloturismo", o turismo de bicicleta, tiene como objetivo atraer a los visitantes que están buscando una forma activa para visitar una de las localidades poco valoradas de Chile. Los programas variarán desde rutas de hágalo usted mismo hasta visitas guiadas con comida y alojamiento planeado para acompañar la experiencia.
Escuché por primera vez del proyecto en un correo electrónico de Luis Oteiza, un director de proyecto de la consultora chilena de turismo Creativa Alianza, que estaría conduciendo un viaje de prensa con todo incluído. Describió brevemente los cuatro días: el primero lo pasaríamos a caballo en algunos de los viñedos más grandes y más logrados de Chile, el segundo a través de kilómetros de dunas de Putú y en la costa de Constitución, el tercero en el Lago Colbún y acabando en Rari, famoso por su artesanía tradicional y el antiguo pueblo de Yerbas Buenas. Siendo la temporada de invierno, estaríamos intercambiando las flores de la primavera y un elevado tráfico turístico por paseos frescos y tranquilos en bicicleta. Me inscribí inmediatamente.
Nos reunimos fuera de la estación de tren de Curicó, cerca de tres horas al sur de Santiago, y después de una ronda rápida de presentaciones nos montamos en una camioneta y comenzamos el viaje. La primera parada fue en la viña Mario Edwards, y poco después de nuestra llegada pusimos el pie al pedal, rodeados por el cultivo de Sauvignon Blanc, sembrado en 1966.
Seguimos hacia la viña AltaCima, parando para una breve cata de vinos y para visitar al gobernador de la región del Maule, Rodrigo Galilea, y otros funcionarios de Sernatur y Corfo. Sin embargo, recién nos estábamos preparando. A nuestra salida nos encontramos con un curso más adecuado para nuestras resistentes bicicletas de montaña que grava pavimentada: barro hasta los tobillos. En medio de gritos, risas, y algunos chillidos, nos dirigimos hasta el destino final de la jornada: los viñedos de San Pedro, sembrados por primera vez en 1865. Fuimos premiados con un recorrido por la bodega, incluyendo su sótano del siglo XIX, que en forma natural proporciona la humedad y la temperatura ideal para almacenar los vinos. Una comida de cuatro platos nos esperaba, servida en la Casa Huéspedes de San Pedro, reservada para clientes y turistas de la viña. Cuando mi editor me mandó la invitación de prensa me dijo que comería y bebería como un rey. No mentía.
A pesar de ser tratados como la realeza, la reciente devastación de la región del Maule no se nos ocultó. Al día siguiente, a medida que nos aventuramos a salir de nuestro hotel Donde Gilberto en la localidad de Duao, la evidencia del terremoto nos rodeaba.
Sin embargo, el optimismo de los pescadores locales, interesados y contentos de saber que habían nuevas iniciativas de turismo planeadas para la ciudad, hablaron del brillante futuro que tenía la región.
Después de un corto trayecto en autobús, nos subimos a un camión todo terreno que nos llevaría a las dunas de Putú. Diez minutos después, estábamos rodeados por dunas de arena virgenes de 30 pies de altura, con cielos despejados y el sol en lo alto, donde el estruendo del camión era el único vestigio de la civilización.
Después de una comida de sopa, salchichas, filetes y pollo (un banquete en contradicción con nuestro entorno desértico), nos metimos de nuevo en nuestro vehículo todo terreno para 10 pasajeros y estuvimos de vuelta en el camino. Nuestra última parada del día fue la costa de Constitución, una de las zonas más afectadas por el terremoto de 2010.
Como en Duao, los efectos del terremoto todavía están presentes, y los 50.000 residentes recordarán por siempre su devastación. Pero es un pueblo resistente y por medio de un plan denominado "PRES" (Plan de Reconstrucción Sustentable), liderado por las autoridades municipales de la ciudad en conjunto con Arauco, una firma forestal renovable internacional, están trabajando hacia una nueva Constitución, basada en el turismo, con un énfasis en la sostenibilidad. Más tarde, cuando puse mi freno de mano para hacer una pausa y admirar las formaciones de rocas irregulares de 400 pies de altura a lo largo de la costa de Constitución, entendía su entusiasmo por el proyecto.
Justo a tiempo, pudimos disfrutar de la variedad de rojos, naranjas y amarillos del sol mientras se hundía en el Pacífico bajo nuestros manubrios. La oscuridad estaba encima de nosotros y manejamos a nuestro barrio para pasar la noche en el Hotel Los Caulles, donde terminamos el día al verdadero estilo chileno. A nuestra llegada, un mariachi local interpretó varias canciones originales de la región. Posteriormente, probamos uno de los platos más tradicionales de Chile, el curanto: un guiso caliente lleno de mariscos, chorizos, papas y verduras. Continuamos la costumbre chilena, celebrando la comida y el día con pisco y ron, y, para nuestro deleite, incluso el chef se unió a nuestro ensueño.
Al día siguiente nos hicimos el propósito de visitar otro de los tesoros de Maule: el Lago Colbún. Llegamos al mediodía, justo a tiempo para un almuerzo temprano de paella preparada en frente de nosotros en el Hotel - Restaurante ecológico Chez L’Habitant. Un corto paseo en bicicleta nos llevó a la Viña Ribera del Lago, donde probamos su Sauvignon Blanc—elegido en el 2010 como el mejor vino blanco de Chile. La parte de los viñedos de nuestro recorrido terminó, y el viaje iba a terminar al día siguiente en Rari, donde seríamos bienvenidos con chocolates y artesanías tradicionales.
Rari es famoso por su artesanía en "crin" (crin de caballo), construida con complicados detalles y colores brillantes creando diferentes formas. No podía empezar a descifrar el enigma de su construcción, que se ha pasado de generación en generación.
La historia de Rari está presente en los dedos de los muchos que todavía practican el arte de la crin. Después de un paseo de veinte minutos en vagoneta salimos y agarramos las bicicletas para visitar Yerbas Buenas, otra población llena de historia. Un final apropiado de un viaje dedicado a la celebración de Chile, Yerbas Buenas es el sitio de la primera batalla por la independencia de Chile en 1813. Nuestro guía, que vestía un traje tradicional chileno, nos recalcó el orgullo nacional presente en la región.
A medida que manejamos en bicicleta a través de la plaza, artefactos y monumentos se encontraban en casi cada esquina, una gran parte de la antigüedad de la ciudad afortunadamente salvada del terremoto de 2010. Sin embargo, la población no salió completamente ilesa—los restos de techos agrietados y casas derrumbadas aún están visibles.
El terremoto de 2010 fue un acontecimiento terrible, causando más de 85 muertes sólo en el Maule. Sin embargo, Yerbas Buenas y la región en general ha aprovechado buscar un nuevo comienzo. El cicloturismo no es más que una pequeña pieza en lo será el éxito del Maule en los próximos años, cada lugar visitado desempeña su propio papel. De la región de viñedos de renombre internacional hasta las dunas de Putú, las riquezas del Maule están a un paseo en bicicleta.
-- Por Eric Gresham, traducción por Vania Romay
Para más información acerca de cómo realizar este viaje, visite el sitio web de Turismo Maule. Otro viaje similar es ofrecido por Viva Maule Adventure Tours.