Entrevista con Amory Lovins: Construyendo un futuro energético sostenible

Correo electrónico Imprimir
 
La mayor amenaza al impresionantemente prístino paisaje y a las aspiraciones de un camino hacia la sustentabilidad en la Patagonia, en el lado chileno de los Andes particularmente, son una serie de proyectos de desarrollo cuya meta es convertir los recursos naturales de esta región en electricidad. En Aysén, los grandes planes de HidroAysén para construir cinco represas de gran escala sobre los ríos Baker y Pascua son bien conocidos, pero también hay una serie de otras represas programadas para el sur de Chile. Frente a la costa de Magallanes, en la Isla Riesco, ya está en marcha un enorme proyecto minero de carbón llamado “Mina Invierno”, que pretender promover la rápida expansión de las centrales térmicas de carbón en el norte de Chile (y el calentamiento global). El gobierno chileno insiste en que se necesita más energía para continuar alimentando el crecimiento económico de las próximas décadas, pero ¿son prudentes y previsores su estrategia energética, datos y cifras?
 
Nadie está más preparado para responder esta pregunta que Amory Lovins, que en la actualidad es probablemente el más destacado experto en energía del mundo. El director y líder científico del Rocky Mountain Institute en Colorado tiene un curriculum impresionante: educado en Oxford, fue profesor en nueve universidades, ha escrito más de 30 libros, fue consultor de una larga lista de jefes de estado, gobiernos y grandes empresas en el mundo, ganó numerosos premios incluyendo el “Nobel Alternativo” y el “MacArthur”; y fue  nombrado una de las 100 personas más influyentes del mundo según la revista Time. Su libro más reciente es Reinventar el fuego: soluciones audaces de negocios para la nueva era energética. En la contraportada del libro, el ex-presidente estadounidense Bill Clinton dice: “Amory Lovins sabe que la pregunta más importante para el siglo 21 es el 'cómo', cómo convertir buenas ideas en soluciones de trabajo. Reinventar el fuego es una guía sabia, detallada y completa para recopilar las mejores tecnologías existentes para el uso de energía y ponerlas a trabajar ahora mismo en la creación de empleos, terminar nuestra dependencia de los combustibles fósiles que impulsan el cambio climático y liberar el enorme potencial de la revolución energética que viene”. 
 
Recientemente, Lovins visitó Chile por primera vez para hablar en varias conferencias y reuniones. También pasó un buen tiempo haciendo trekking y explorando el norte de la Patagonia. Jimmy Langman, editor ejecutivo de Patagon Journal, se encontró con Lovins durante su viaje y aquí presentamos extractos de su conversación sobre el futuro de la energía renovable, qué está mal con el sector energético de Chile y cómo solucionarlo.
 
Langman: ¿Cuál es tu opinión del sector energético de Chile?
Lovins: He trabajado en más de cincuenta países y nunca he visto una situación como ésta. Chile restructuró el sector eléctrico para generar competitividad hace unas décadas y hoy tiene electricidad extraordinariamente costosa, que es muy rentable para sus productores. Chile ha concentrado en forma extrema el control y propiedad de su sector energético, con escasa regulación, es casi un oligopolio no reglamentado. Los tres grandes generadores no sólo controlan la mayoría del mercado, también controlan indirectamente mucha de la distribución. No parece que el sistema esté operando de una manera independiente ni imparcial y la concentración de propiedad claramente impide la entrada de nuevos actores al mercado y la innovación.
 
Otra razón del alto costo de la energía en Chile es la manera en que los precios suben considerablemente para equilibrar la oferta y la demanda en años de sequía, los que se repiten periódicamente, situación que probablemente empeore con el cambio climático. De hecho, en general, la energía hidroeléctrica estará menos disponible y será más volátil con el cambio climático. Para protegerse frente a la sequía, Chile cuenta con una gran capacidad de compra de combustibles fósiles, lo que significa que la mayoría del tiempo tiene una costosa capacidad de carbón abandonado, así como de petróleo y gas encendido, y cuando hay sequía tienen que compensar la producción quemando combustibles muy caros como diesel y gas natural licuado. Así, la capacidad que casi se duplicó en gran medida para su uso en años de sequía, aumenta aún más los precios que ya están inflados por la limitada competencia. Además, todo el sistema está configurado para fomentar la venta de más electricidad. Esto aumenta la ganancia del proveedor. Por el contrario, si los clientes se vuelven más eficientes, las ganancias del proveedor sufren, así que los proveedores no están entusiasmados en hacer lo que es mejor para el país: usar electricidad más eficientemente.
 
¿Cuál es el potencial chileno para satisfacer sus necesidades energéticas a través de energías renovables?
Las fuentes renovables ya son competitivas en Chile. De hecho, Chile tiene los recursos renovables más impresionantes de los países que conozco, en términos de calidad y diversidad. Hasta más que Japón. Mucho más que los Estados Unidos. Y sólo está explotando una pequeña fracción de la cantidad  y variedad de energías que ya son rentables en todo el país por un tiempo indefinido. El precio de las celdas solares, por ejemplo, ha disminuido en un 70 por ciento en los últimos cuatro años y sigue cayendo rápidamente. Hay dos evoluciones que están sucediendo con la electricidad en el mundo: una es usarla varias veces más eficientemente y la otra es cambiar cómo la generamos. Los pedidos de centrales gigantescas, ya sean térmicas o hidroeléctricas, están disminuyendo porque su costo es demasiado alto y también el riesgo financiero para atraer inversionistas.
 
Las energías renovables son generalmente menos centralizadas, ¿no?
Una de las ventajas inherentes de las energías renovables descentralizadas es que generalmente no requieren largas líneas de transmisión. La energía no está toda en la misma forma, al mismo tiempo y en el mismo lugar, pero si está en una diversidad muy deseable. Eso también aumenta la seguridad energética nacional, mediante la eliminación de los riesgos graves inherentes a las largas líneas de transmisión, como los terremotos, tormentas geomagnéticas, erupciones volcánicas, terratenientes enojados, terroristas - riesgos tan serios que en Estados Unidos los militares se están retirando de la red comercial porque es demasiado vulnerable-. Entonces, aumenta la confiabilidad de los recursos distribuidos, porque en países que evitan escasez del suministro como Estados Unidos, 99 por ciento de las fallas energéticas comienzan en la red. Así que si se circunvala la red y su energía proviene de su techo o su vecindario o muy cerca, hay mucho menos que puede salir mal.
 
La diversidad de recursos renovables en un portafolio bien organizado, también significa que no todos ven el mismo clima al mismo tiempo porque están en lugares diferentes, y el clima malo para unos es bueno para otros. Entonces, si te anticipas, nos quedamos con una oferta más fiable que la que tenemos ahora y con un costo muy competitivo incluso con 80 o 100 por ciento de diversidad de renovables. Esto ha sido bien analizado en Europa y Norteamérica. Por ejemplo, en Alemania ya cuatro estados dependían de la energía eólica en un 43 a 52 por ciento, en 2010; mientras que Dinamarca tiene 36 por ciento de electricidad renovable, con un 26 de eólica; y Portugal ha ido de 17 a 45 por ciento de electricidad renovable en solo cinco años. Alemania ha estado agregando 8 gigawatts de energía solar por año, y en junio de 2011 agregó 2.13 gigawatts de energía solar, aunque Alemania tiene menos de la mitad del sol que tiene Chile y precios de electricidad más bajos.
 
¿Se ha distorsionado el mercado de la energía por los enormes subsidios otorgados a las empresas energéticas chilenas por la privatización de los derechos de agua?
Sí, cuando aún había una empresa eléctrica nacional, uno de los últimos actos del régimen militar de Pinochet fue regalarle una enorme cantidad de derechos de agua, encima de lo cual se podían sentar y especular, sin tener que usarlos, los que en la práctica fueron desembolsados con prioridad sobre la agricultura o cualquier otro derecho de agua. Y cuando se privatizó la industria, esos derechos de agua pasaron bajo los mismos términos a las empresas con fines de lucro sucesoras, que por este motivo disfrutan de una ganancia enorme a expensas del interés nacional y de cualquier competidor. Pero el panorama energético global como lo he descrito, hace que estos recursos de agua sean cada vez más riesgosos de explotar. Las cinco represas hidroeléctricas propuestas por HidroAysén no pueden entrar en línea por lo menos hasta el 2020. Y yo diría que incluso hay una espera más larga para la línea de transmisión. Y para entonces, la toma de los mercados mundiales por las alternativas renovables no convencionales e eficiencia energética será abrumadora. Leer el resto de este artículo en la edición de invierno de Patagon Journal..

Suscribete a Patagon Journal

Ultima actualización ( Viernes 05 de Octubre de 2012 05:31 )