El Río Baker, el más caudaloso de Chile, actualmente suena más en las noticias de política que en la mente de los mosqueros, pero a pesar de todas las controversias a su alrededor, sigue consolidado como el destino más espectacular de pesca selectiva y técnica de toda la Patagonia.
La primera imagen del nacimiento del Río Baker es imponente, sobrecogedora, inolvidable. Abundantes aguas color esmeralda corren hacia el Sur desde el cercano Puerto Bertrand en decidida dirección hacia el Océano Pacífico, junto a la pintoresca localidad de Tortel.
Como si sus aguas no fuesen suficientes, el entorno sorprende también. Bosques centenarios, montañas, glaciares, estepa Patagónica, flora y fauna exuberante. Entre todo este espectáculo, las truchas del Río Baker, en su gran mayoría Arcoiris, ofrecen una impresión propia, también imborrable para quienes las conocen. Al observarlas resulta difícil de comprender que estos peces no han vivido en estas aguas por milenios, y que fueron introducidos hace menos de un siglo. Las truchas se han adaptado con total naturalidad a estas prístinas aguas patagónicas, incluso entendiendo la dinámica entomológica de este río.
DESAFIOS TECNICOS
Al pensar en las condiciones ideales de pesca, éstas sólo se dan dentro de los primeros kilómetros desde su nacimiento, hasta las cercanías de un imponente salto, que marca la confluencia entre los ríos Baker y Nef, este último aportando considerable sedimento glaciar, enturbiando sus casi 150 km restantes hasta Tortel. Es en estos primeros kilómetros en que el rafting, el kayak, y en especial la pesca, tienen su paraíso.
Al pensar en las condiciones ideales de pesca, éstas sólo se dan dentro de los primeros kilómetros desde su nacimiento, hasta las cercanías de un imponente salto, que marca la confluencia entre los ríos Baker y Nef, este último aportando considerable sedimento glaciar, enturbiando sus casi 150 km restantes hasta Tortel. Es en estos primeros kilómetros en que el rafting, el kayak, y en especial la pesca, tienen su paraíso.
A un pescador novicio, la imagen de un río de tales dimensiones podría resultar intimidante, pero el Baker siempre permite más de una estrategia. En primer lugar, gran parte de este tramo inicial del río se puede pescar de la orilla. Es fácil detectar pequeños canales entre las rocas cercanas a la orilla, o los cortes a profundidad, que marcan el lugar ideal para que las truchas se ubiquen, optimizando el acceso al alimento, con la protección de la corriente. También es factible pescar el río desde una embarcación, para lo cual, contar con un guía es fundamental.
El principal desafío de la pesca en el Baker no está tanto en ubicar lugares prometedores, ya que los hay de sobra, y también es factible divisar truchas en diversos recodos del río. Por el contrario, la dificultad técnica del río está en descubrir cuál es el alimento preferido por las truchas en el momento. Leer el resto de este artículo en la edición de invierno de Patagon Journal..