El futuro de Puelo y Chile en la balanza

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Nota del Editor: El siguiente es de Edición 6. 
 
Por Rodrigo Condeza
 
Es un hecho que los ríos del sur de Chile están fuertemente presionados por hidroeléctricas. Pero, ¿por qué? La ley es clara: si la empresa no ocupa los derechos de agua –constituidos, en su mayoría, de forma gratuita- o paga impuestos, o devuelve los derechos al Estado, quedando disponibles en el mercado nuevamente.
 
Este hecho genera una alta especulación y un fuerte incentivo para concretar proyectos a cualquier costo. En otras palabras, entre más pronta la ejecución menos impuestos pagan las empresas y antes obtienen el retorno de los beneficios de su activo: el agua. Esta es la clave de las fuertes presiones que hay sobre los grandes ríos de la Patagonia chilena, como son el Baker, Palena, Futaleufú y Puelo.
 
Un ejemplo: Mediterráneo, la central de pasada más grande de Chile -aprobada días antes de que Sebastián Piñera dejara el gobierno- posee un diseño de tendido eléctrico que contempla torres de hasta 140 metros de altura, que se emplazarían en el corazón de la comuna de Cochamó. Todo ello, ante la vista de los miles de visitantes que llegan, cada año a los valles del Manso, Puelo y Cochamó. El trazado hipotecará para siempre el valor paisajístico y la naturaleza prístina del territorio.
 
Dichos atributos naturales son los más importantes de esta puerta a la Patagonia y el activo principal de todos los habitantes de la comuna. Ellos han visto como, cada año, sus tierras han ganado valor y los emprendimientos turísticos han crecido, ajustándose a los lineamientos del gobierno regional, con el turismo como eje central de crecimiento económico. El valle Puelo, se verá potenciado con la habilitación del nuevo paso fronterizo “El Bolsón”, que unirá a la comuna de Cochamó con Argentina.
 
Sin embargo, la Comisión de Evaluación de Impacto Ambiental de la época, eligió aprobar lo que algunos de los Seremis consideraban “el mal menor”, es decir, un tendido de 63 km y que nadie quiere, para trasladar los 220 megas de energía que aportaría esta gran central de pasada al SIC.
 
Con esto se sacrifica un paisaje que pertenece a todos los chilenos y se avala la decisión de los inversionistas de Mediterráneo, quienes, en su afán de minimizar costos y maximizar ganancias, presentaron el trazado más fácil de ejecutar, que -dicho sea de paso- no afecta al Fundo Puchiguín, de 100.000 há, propiedad de Roberto Hagemann, socio fundador de dicha empresa.
 
 
 
¿La alternativa? Un tendido en línea recta de 40 km cruzando el fundo Puchiguín, que podría usar las cumbres interiores, incluir tramos subterráneos y cruzar el estuario de forma submarina. Pero todo esto se desecha porque, dicen, es “demasiado caro”-  . Lo malo es preferible a lo bueno, y lo feo a lo hermoso.
 
Así se repite el patrón imperante en Chile, que sigue desarrollándose en base a un alto grado de desigualdad, dónde las decisiones del mercado, sin un ordenamiento territorial estratégico, conducen a que los más ricos del país aumenten sus capitales, llevándose los recursos de los territorios y sacrificando a las comunidades locales. En el caso de Puelo, será una enorme y perpetua cicatriz en su corazón.
 
Chile cambió
La legítima y fuerte oposición de las comunidades lleva, entre otras acciones, a la jurisprudencia de los proyectos, imprimiendo un alto grado de incertidumbre a todos los actores: las comunidades desvían sus escasos recursos para defender el territorio; las inversiones en desarrollo se detienen; los financistas de los proyectos hidroeléctricos no tienen certeza del retorno del capital y el gobierno se desgasta sosteniendo un sistema que no le permite planificar la matriz energética con exactitud.
 
Esto debe cambiar. Si Chile realmente requiere los megas, debe ser con un proceso anticipado donde se tome el tiempo necesario para lograr una planificación territorial, que incluya diálogo y participación y que logre viabilizar los proyectos para equilibrar la balanza. Una vez que el proyecto ingresó al Sistema de Evaluación Ambiental, es casi imposible que se generen cambios sustantivos. Las fichas ya están jugadas.
 
Mediterráneo es inviable para el Chile que queremos construir, donde las planificaciones transparentes, bien formuladas, con justicia ambiental y equidad territorial deban ser el camino a recorrer.  ¿Cuál será el próximo río que quedará en la mira?
 
 
Rodrigo Condeza es gerente del Mitico Puelo Lodge y del Parque Tagua Tagua, es el director de la corporación sin fines de lucro Puelo Patagonia, que busca el desarrollo responsable del la cuenca del Puelo. 
 
Foto: Andres Amengual
 
 

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