Hielo, agua, hielo: parte 2

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Texto y fotos por Clara Ribera
 
“Anoche no podía dormir pensando en si la Carretera Austral estaría escarchada. Para andar tranquilo fui a poner clavos a las ruedas de la furgoneta”, nos explica Pedro mientras comemos un salmón con papas en su casa de Coyhaique, donde me alojo.
 
Pedro Sepúlveda ha sido militar, ha vivido más de un año en la Antártida y ahora es guía de montaña: lo del hielo lo controla. Es una persona enérgica, que pregunta y explica. Él, originario de Santiago, regenta la empresa Patagonia Silvestre, organizando actividades de aventura en la región que hace años que lo acoge. Atento y paciente nos lleva de norte a sur por la Carretera Austral, de Coyhaique a Puerto Río Tranquilo (217 km) sorteando de forma segura la poca escarcha que finalmente nos hemos encontrado. Estamos en el inicio de un invierno de sequía. Nevará y helará, pero lo hará más adelante.
 
 
De Coyhaique a Puerto Río Tranquilo el día despejado nos dejó observar el imponente Cerro Castillo.De Coyhaique a Puerto Río Tranquilo el día despejado nos dejó observar el imponente Cerro Castillo.
 
 
En el maletero lleva crampones para todos –un grupo de ocho en total–, algún piolet y sándwiches para matar el hambre durante el camino. Mañana haremos un trekking por el Glaciar Exploradores, pero hoy, además del trayecto en auto, nos pondremos el disfraz de turistas que llevábamos ayer en el Catamarán de Loberías del Sur y visitaremos las Capillas de Mármol en bote, en el Lago General Carrera.
 
Mi amiga está asustada. Le preocupa no aguantar la caminata de seis horas por el glaciar. No es muy excursionista. De hecho, yo tampoco. Pero Pedro nos ha prometido que se trata de un trekking “que hasta señoras de ochenta años han hecho”, nos explica. “Señoras de ochenta, en muy buena forma, claro!”, y ríe. Yo ando ilusionada. ¿Cuántas veces más, yo, chica del Mediterráneo, podré caminar por encima de un glaciar patagónico?
 
Llevo unos meses en Chile y yo, criada y crecida en clima temperado, empiezo a entender cómo funciona el sur. La Patagonia son distancias inabarcables, silencios y ecos, carreteras escarchadas. En invierno, la Patagonia es atardecer temprano, el viento silbando entre valles y montañas, perros ladrando por las calles de pueblos que parecen dormidos. Es olor a leña quemada. Es refugiarse cerca de la estufa y dormir con cuarenta mil mantas. Es abrigarse hasta no poder ponerse nada más alrededor del cuerpo.
 
Las Capillas
Al llegar a Puerto Río Tranquilo, tomando precauciones nos ponemos toda la ropa que podemos y más, y vamos a buscar a Juan Aldea. Juan ronda los 60 años –me imagino– y navega el Lago General Carrera desde chico, cuando tenía que subirse al bote para llegar a la escuela. La barquita en la que nos hace subir parece ligera. Nos da unos chalecos salvavidas y partimos. 
 
 
Las barcas reposan a la orilla del Lago General Carrera en Puerto Río Tranquilo, donde el principal atractivo turístico son las Capillas de Mármol.Las barcas reposan a la orilla del Lago General Carrera en Puerto Río Tranquilo, donde el principal atractivo turístico son las Capillas de Mármol.
 
 
El agua, dulce y tranquila, nos recibe de forma gentil. La ida a las Capillas de Mármol nos permite hacer de turistas: tomar fotos del paisaje, algún selfie y bromear sobre la posibilidad de caernos en el lago helado. Juan permanece de pie al fondo de la barca, mirando al horizonte con los brazos cruzados, con expresión segura y sin tocar el motor ni su dirección. A veces medio sonríe en tono burleta cuando le preguntamos si alguna vez alguien ha caído de su bote. Nadie lo ha hecho. 
 
El mármol, blanco, gris, transparente, fino, pulcro. Esculpidas por las olas dulces y gélidas del lago binacional más grande de Chile –llamado Buenos Aires en la parte argentina–, las cuevas, capillas y catedrales yacen en la orilla del General Carrera. Se prohíbe tocar el mármol, para no acelerar el desgaste que ya produce el agua. Las Capillas de Mármol son el producto de la preciosa y esmerada arquitectura de la naturaleza. 
 
 
Las Capillas de Mármol son fruto de la erosión del agua dulce del Lago General Carrera, el más grande de Chile.Las Capillas de Mármol son fruto de la erosión del agua dulce del Lago General Carrera, el más grande de Chile.
 
 
La tranquilidad llega a su fin cuando ponemos rumbo a Río Tranquilo otra vez. El viento y el agua van en nuestra contra. Al final del barco, yo y dos pasajeras más nos abrazamos y cubrimos, mientras nos sujetamos al listón de madera que nos sirve de asiento. A a momentos abro mis ojos para ver la siguiente ola a la que nos tenemos que enfrentar. El bote va de arriba para abajo y Juan sigue detrás, en pie, y con su expresión tranquila. Ahora, por suerte, si sujeta el timón.
 
Llegamos a Puerto Río Tranquilo. Hoy ha sido día de agua. Mañana toca hielo. 
 
Segundo glaciar en tres días
Al pensar en glaciares imagino hielo azul, profundo, cristalino, puro. El Glaciar Exploradores, es… bueno, distinto a lo que imaginé.
 
Pedro nos hace levantar pronto. Hoy es el día del trekking, sin marcha atrás. Medio dormidos subimos al furgón y conducimos una hora para llegar al inicio de la caminata. Nos alerta que el único sector que puede ser un poco complicado para el grupo (poco experimentado) es el que a él le gusta llamar 127 horas, como la película que narra la historia del escalador Aron Ralson, que queda atrapado entre rocas gigantes. 
 
Ciertamente más adelante tendremos que superar un tramo que pareciera salido de un terreno en construcción: como si un ejército de excavadoras hubiera pasado por ahí removiendo las entrañas de la tierra dejando la obra a medias.
 
 
Tramo del circuito justo antes de llegar al glaciar: rocas, pequeñas lagunas y hielo.Tramo del circuito justo antes de llegar al glaciar: rocas, pequeñas lagunas y hielo.Parte del grupo que viajó con Patagonia Silvestre.Parte del grupo que viajó con Patagonia Silvestre.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El Glaciar Exploradores, con una superficie de 95 km2, es una de las lenguas de hielo del Campo Hielo Norte al cual se puede acceder de forma medianamente fácil por una carretera sin asfalto desde Puerto Río Tranquilo. El inicio del camino, después de estacionar el coche, es a través de una morrena la cual empezamos a sortear nada más empezar. Las rocas son lo suficientemente grandes como para ir saltando de unas a otras, y algunas están heladas, por lo que tenemos que andar concentrados y de vez en cuando trepar un poco.
 
La caminata no es ni corta ni fácil, pero las indicaciones previas y las recomendaciones a lo largo del camino han sido claras por parte de nuestro guía Pedro. Las rocas cada vez son más grandes y el paisaje menos común. Los grises de la piedra desparramada se mezclan con el blanco y azul del hielo que asoma por debajo de vez en cuando. Alguna pequeña laguna aparece de vez en cuando de color lechoso fruto del deshielo del glaciar y la mezcla de sedimentos. 
 
 
El gran atractivo es encontrar cuevas y profundos huecos donde sentir la inmensidad del glaciar.El gran atractivo es encontrar cuevas y profundos huecos donde sentir la inmensidad del glaciar.
 
 
Cuando empieza ha haber más hielo que roca paramos para calzarnos los crampones, y ahora si, adentrarnos al glaciar. Caminar con crampones, si nunca antes lo has hecho, es curioso. Hace falta andar como un pingüino para evitar que los pies se enganchen entre ellos sin tropezar. 
 
Grietas que te conducen hasta las entrañas más profundas de la tierra y cuevas de hielo, azules como un cielo despejado de verano. Acariciamos la superficie del glaciar, clavando nuestro pies de forma firme, avanzando poco a poco, maravillándonos a cada paso. Tratamos de escalar pero pocos lo consiguen, solo dos escoceses en forma y el guía logran llegar a una altura razonablemente arriba. 
 
Y llega el momento de volver: hielo, morrena y coche. Aquí se terminan mis días en Aysén. Me despido de la vasta extensión natural a medida que vamos acercándonos a Coyhaique. El sol ya se ha escondido pero ha salido lo suficiente a lo largo del día para que la carretera ya no esté escarchada. Pedro conduce tranquilo y el resto duerme plácidamente mientras sus mentes procesan el alud de imágenes maravillosas que quedaran para siempre en el recuerdo.
 
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Para más información:
Patagonia Silvestre