Concesiones salmoneras cuadriplican la capacidad biológica de ecosistemas acuáticos chilenos

Correo electrónico Imprimir
Ecoceanos News - A pesar de las triunfalistas declaraciones del empresariado salmonero basadas en los altos precios internacionales del salmón post-crisis sanitaria y ambiental de Chiloé, el escenario para esta industria se está complicando. A la resistencia corporativa a los intentos regulatorios del gobierno, los que según la industria sólo aumentarán su costos y harán perder competitividad a nivel internacional, se suman las divisiones internas como gremio, la resistencia de los pueblos originarios, pescadores artesanales, movimientos sociales y los problemas estructurales de carácter productivo y sanitario que se evidenciaron públicamente en las sucesivas crisis a partir de la introducción del virus de la anemia infecciosa del salmón (virus ISA) en 2007.
 
En este contexto, “frustración” es el sentimiento mayoritario de Víctor Hugo Puchi, uno de los propietarios de AquaChile, la mayor productora nacional de salmones de cultivos. En entrevista a El Mercurio señaló que las medidas de manejo propuestas por el gobierno son insuficientes.
 
Estas transformaciones suponían contar con una ley, porque las concesiones salmoneras ya están otorgadas y hay exceso, si se mide la capacidad que suman en su conjunto, afirmó el empresario. “Triplica o cuadruplica lo que el país biológicamente puede tolerar”, dice, cuando es consenso en la industria que la carga máxima está en torno a las 600.000 o 650.000 toneladas anuales.
 
Y a pesar que reconoce “la buena intención” gubernamental de tratar de solucionar la alta fluctuación en los tamaños de cultivos, en función de los precios de los mercados, cree que el mecanismo escogido por la autoridad “es un mecanismo muy costoso”. Esto ocurriría en momentos que compiten con países que tienen menores costos. “Chile va a estar débil respecto del mercado mundial. Estamos defendiendo la competitividad del país frente a competidores poderosos”, remarcó Puchi.
 
Industria salmonera: Sanitaria, económica y socialmente haciendo agua
Hasta ahora, la norma del Gobierno chileno no le pone límites máximos a los productores de salmónidos, sino que castiga densidades en una zona, con un máximo de 8 kilogramos por metro cúbico. Para Puchi, la solución planteada es “muy micro y coyuntural”, con dos desventajas: los costos aumentarían aún mas, y hará que se tengan que utilizar más centros de cultivo de los que hoy se utilizan para producir la misma cantidad, ya que sigue existiendo el derecho legal a usar las concesiones que una empresa tiene.
 
“Esta norma específica apunta a buscar una solución temporal para un problema cuya magnitud ha sido permanente. Es coyuntural, en el sentido de que por la vía administrativa, de las densidades de los centros de cultivo, el Gobierno intenta inducir una reducción del volumen, pero por una vía indirecta, afectando los costos de producción”, expresa el dueño de AquaChile.
 
Puchi recuerda que tras finalizar la mega crisis del virus ISA en 2010, se realizó un diagnóstico compartido por los empresarios salmoneros y la Subsecretaría de Pesca, reconociendo que la industria estaba colapsada en las regiones de Los Lagos y Aysén, y que requería una cirugía mayor. Que había exceso de concesiones otorgadas y pocas distancias, laissez faire en cultivar peces y que la propensión a las crisis sanitarias era altísima.
 
Entre las soluciones identificadas se señalaban: relocalizar y reubicar concesiones; dar espacio a corredores sanitarios y cortar enfermedades; y definir lugares de tránsito logístico. También se iba a permitir fusionar concesiones para que hubiera menos puntos de producción y más distantes entre sí. Este diagnóstico y propuestas implicaba aceptar que en estas regiones tenía que haber un límite biológico, fijar capacidades de carga por áreas geográficas, poniendo límites a los cultivos.
 
Si bien Puchi reconoce que se avanzó con éxito en la creación de barrios de concesiones salmoneras, para que en ellos hubieran peces de edades similares en pos de la efectividad en los tratamientos sanitarios, no sucedió lo mismo en el tema de la relocalización de centros de cultivos.
 
“Ninguna relocalización ha salido. Nada de los cambios estructurales –estos cambios de fondo de la industria–, no se hicieron”, dice Puchi.
 
Estas transformaciones suponían contar con una ley, porque las concesiones salmoneras ya están otorgadas y hay exceso, si se mide la capacidad que suman en su conjunto. “Triplica o cuadruplica lo que el país biológicamente puede tolerar”, dice, cuando es consenso en la industria que la carga máxima está en torno a las 600.000 o 650.000 toneladas anuales.