Río Santa Cruz: Una cabalgata que encerró un llamado de atención

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La Opinion Austral - El viernes pasado, alrededor de las cinco de la tarde, llegaron al Cañadón Misionero en Puerto Santa Cruz las cinco protagonistas de un peculiar raid a caballo. 
Durante 13 días, recorrieron 385 kilómetros bordeando el río Santa Cruz, atravesando la zona donde serán construidas las represas hidroeléctricas. A la cabeza del grupo estuvo quien fue, además, la generadora de la idea: Mónica Cepernic, hija del ex gobernador Jorge Cepernic, quien a los 68 años, junto a su hija y tres amigas que la secundaron, decidió cumplir un viejo anhelo “antes de que la fisonomía del río cambie por las represas”.
La recorrida comenzó desde la naciente misma del río, en la estancia “Bon Accord”, hasta Cañadón Misionero, donde el río Santa Cruz se une al río Chico para continuar su recorrido hacia el mar. 
Mónica Cepernic (68), ex juez de paz de El Chaltén e hija del fallecido ex mandatario (1973-1976), se había comprometido a hacer la travesía para conocer el recorrido, porque en la naciente del río fueron tiradas las cenizas de su padre y de su madre, Sofía Vicic, y la construcción de las represas apuró el objetivo, que le llevó un año de logística. 
“Sabemos que ya el río no va a estar en su estado natural, se van a perder picaderos y otras cuestiones”, explicó a Télam la sobrina, Marcela Cepernic, y sostuvo: “me prendí porque a mí esas cosas me encantan y fue una experiencia increíble, muy dura, por el viento, la tierra y una aridez que era mucho más de lo que imaginábamos”.
También se les unieron Nélida Paz Suárez (66), de la estancia “Catalina”; Blanca del Río, una productora artesanal de cerveza de El Chaltén, y Angelica Sánchez (57), de radio La Aplanadora Show de Pico Truncado. 
Con un promedio de 25 a 30 kilómetros cubiertos por día -37 el que más-, las charlas compartidas fueron “desde la crudeza que deben haber vivido los originarios tehuelches como cazadores recolectores, porque vimos varios picaderos en la nada, con la sequía y el viento que no da tregua, pasando por las huelgas del ‘21, cómo esa gente de campo que tenía una vida muy dura anduvo todas esas pampas peleando por un medio franco”, relató.
 
La actualidad
El proyecto de las represas también fue parte de las conversaciones y generó “muchas cosas”, dijo Marcela, que no tenía una posición formada al respecto antes de la cabalgata. 
“Es difícil aceptar los beneficios de unas represas que no van a ser para los lugareños, porque les quitan el acceso al río a los campesinos en las estancias, que hemos visto abandonadas”, dijo.
Y reflexionó: “en vez de que haya alguna política de distribución de esa agua en estos últimos años en Santa Cruz para que los campos no sean tan pobres, no sólo no lo van a hacer, sino que le quitan al pobre ribereño que ya no tiene agua en sus campos la única posibilidad de acceder al recurso”.
Marcela, que es docente, consideró que su abuelo “tenía un sueño genuino, que era colaborar para que Santa Cruz fuera independiente y tuviera sus propios recursos”.
En ese entonces “no estaban tan en auge los temas medioambientales, no existía la corrupción que hay ahora, ni la intencionalidad de objetivos ocultos, sino la sola genuinidad de ayudar al santacruceño a vivir mejor teniendo su propia energía”, afirmó la nieta del ex gobernador.
Para Marcela, “hay una diferencia importante con los objetivos de estas nuevas represas, concesionadas a empresas, una de ellas extranjera, que van a explotar el servicio por 20 años”.
Repasando la historia, como anécdota contó que al pasar por cuatro campos del empresario Lázaro Báez -preso en una causa por sobreprecios en la obra pública-, no pudieron obviar la actualidad de los allanamientos en búsqueda de bolsos con dinero y fantasearon con encontrar alguno en cada pozo, “que seguramente era un dormidero de guanacos o algo natural”, como vieron “en muchas estancias más adelante”.
“Por tres o cuatro días nos alegró bastante la cabalgata hacernos las buscadoras de bolsos”, aseguró la raidista, que no pasó por alto la desertificación y sequía de los campos, en los que escasea la oveja, hecho que también analizaron durante el viaje.
 
El viaje
Las mujeres hicieron la travesía guiadas por Claudio Waring, hombre de campo de la zona de Tres Lagos, encargado de los caballos y de abrirles camino en las tranqueras. 
“Realmente fue muy importante para que tuviera éxito esta expedición”, igual que la logística que “tuvimos por tierra, en una camioneta que cada dos o tres días nos aprovisionaba de víveres”, contó Marcela. 
Esa tarea fue encomendada a sus padres, Marcelo Cepernic, hermano de Mónica y ex intendente de Río Gallegos (1983-1987), y Ana Vivanco, con quienes se comunicaban con un handy y tenían un GPS que les marcaba las coordenadas. 
Algunos de los campamentos fueron organizados y otros los improvisaron: el primero fue en “La Julia”, una estancia del paraje Río Bote; el segundo en “La Porteña”; otros “en la nada, con el viento, atrás de alguna mata”, y en los días de bajada al río, en la casilla rodante que tenía la camioneta, “dos o tres noches que fueron lo mejor”, aseguró Marcela. Leer mas..