Por Reinaldo Ovando
Nota del Editor: La siguiente es la versión completa de un artículo de la Edición 14.
El sur de Chile y Argentina ofrecen un variedad de ecosistemas y escenarios naturales que dejan sin aliento, la gran mayoría de ellos poco alterados por la acción antrópica, y algunos incluso prácticamente inmaculados, convierten a la Patagonia en un destino ideal a nivel internacional para pescadores con mosca. Más aún si a eso se le suma la posibilidad de pescar verdaderos “trofeos” que pondrán a prueba hasta el más experimentado pescador, ya sea por las especies que es posible encontrar o por las condiciones geográficas y climáticas del extremo austral de Sudamérica.
Usualmente, quienes se inician en la actividad suelen pensar que mientras más grande la mosca, más grande el pescado. Es divertido ver la cara de sorpresa de los individuos poco experimentados al ver el tamaño diminuto de algunas de las moscas en mis cajas. “¿Estas serán para pescar puyes o alevines?”, es la frase típica, casi en tono de burla, que acompaña sus miradas inquisidoras. Y cuando les digo que, pese a su tamaño, con ellas puedo pescar truchas de poco más de dos kilos, sus rostros se iluminan de sorpresa e incredulidad. Y es que en ciertas ocasiones, el tamaño no es lo más importante, sobre todo cuando se buscan mayores desafíos individuales.
Y es que tratar de pescar truchas grandes con moscas pequeñas puede ser una de las experiencias más entretenidas a las que se enfrentan los pescadores, y muchas veces no por elección propia. Desde mi perspectiva, es el río y las condiciones de éste quienes dictan la forma en que se debe pescar, y no al revés. No obstante, muchas veces apoyados en ideas preconcebidas de que la pesca de una u otra manera es lo “top”, lo que los lleva, en muchos casos, a utilizar el equipo o la técnica equivocada.
Al referirme a moscas pequeñas, hablo de patrones atados en anzuelos #14 al #18, que en mi caso son los tamaños más chicos que empleo. Esa es una verdadera aberración para el pescador regular de la región de Los Lagos de Chile -entre los que me incluyo-, cuyo tamaño promedio es el #6. Como atador comercial de moscas, mis clientes suelen encargarme cientos de moscas al año, y jamás solicitan patrones en tamaños inferiores al #8. Lo mismo pasa en las tiendas donde proveo este tipo de implementos.
No obstante, lo cierto es que los desafíos que nos plantea la pesca con moscas pequeñas son enormes. Uno de ellos es la presentación. Se debe ubicar la mosca en el lugar preciso, para así no asustar al pez objeto de nuestra pesca. En riachuelos, esto a veces implica poner corriente arriba solo una pequeña parte de la línea y el líder, mientras que en los ríos grandes es preferible lanzar a la distancia justa para que la corriente nos ayude a llevar el señuelo al sitio preciso donde se alimenta nuestra presa, seguido de un cuidadoso control de la línea suelta y evitando a toda costa que nuestra mosca o el indicador de pique patine en la superficie.
Para una buena presentación y correcto desempeño de este tamaño de moscas es necesario el uso de líderes con tippet del 4X al 7X, de lo contrario, las moscas quedan demasiado rígidas y hasta se ve afectada la flotabilidad en el caso de moscas secas. El uso de líderes de este calibre nos presenta el más delicado de los desafíos al tratar de pescar de esta manera, sobre todo cuando nuestra presa bordea los 50 centímetros de longitud. La clave está en lidiar con la correcta aplicación de fuerza al momento de la clavada del anzuelo y el control de línea suelta en la posterior pelea con el pez.
¿Dónde se puede practicar este tipo de pesca? En cualquier lugar donde existan eclosiones consistentes de midges, caddis o mayflies, que en el caso de la región de Los Lagos se da en ríos pequeños, arroyos de vertientes (spring creeks), lagos y algunos sectores puntuales en los grandes ríos, como contracorrientes, meandros y en general en zonas de aguas lentas.
Hace cerca de 15 años tuve mi debut en esta entretenida y desafiante forma de pescar. Instruido en ese entonces por mi amigo Hernán Barrientos, un gran conocedor de la cuenca del río Puelo, me enseñó cómo capturar truchas de muy buen tamaño con imitación de midges, particularmente con Griffit’s gnat en tamaño #18, en las contracorrientes del mencionado río. Estos son sitios donde las fuertes corrientes interrumpen su abrupto andar, dando lugar a pequeños oasis que reúnen importante cantidad de insectos en proceso de eclosión, o bien, algunos insectos muertos atrapados en la espuma.
El tipo de pesca descrita no es la más abundante, y depende de factores climáticos, nivel de las aguas y la presencia o ausencia de eclosiones de insectos. Pese a ello, se trata de una forma de pesca que es plausible, aunque muy desafiante, y es por eso mismo que sin duda vale la pena trabajar en las habilidades necesarias para desarrollarla con éxito.