Esta es la década para reducir las emisiones

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Foto: 350.orgFoto: 350.org
 
 
Esta historia apareció originalmente en The Nation y se vuelve a publicar aquí como parte de Covering Climate Now, una colaboración periodística mundial para reforzar la cobertura de la crisis climática.
 
Por Tina Gerhardt
Traducccion por Rosa Baranda
 
 
A medida que despuntaba el sol en Glasgow, más de 20.000 personas, delegados de cada país, representantes de organizaciones no gubernamentales y activistas, se fueron reuniendo en Escocia para el comienzo de la conferencia sobre el clima de la ONU, de dos semanas. Conocida como la Conferencia de las Partes, o COP26, va desde el lunes 1 de noviembre hasta el viernes 12 de noviembre de 2021.
 
La COP26 se centrará principalmente en dos cosas: (1) los acuerdos sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), y (2) la financiación y transferencia de tecnología de los países desarrollados a los que están en vías de desarrollo, para ayudarlos a abordar el cambio climático y adaptarse a él.
 
Las negociaciones climáticas de este año son importantes, ya que, siguiendo el Acuerdo de París de 2015, cada país tiene que presentar información a la ONU que detalle sus planes para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). A pesar de que las discusiones sobre los GEI tienden a centrarse en el dióxido de carbono (CO2), las emisiones de GEI también incluyen el metano (CH4) y el óxido nitroso (N20). La ONU reúne los compromisos, que se conocen como "Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional" (NDC por sus siglas en inglés) y evalúa el impacto acumulado.
 
El Acuerdo de París, que se adoptó en la COP21 de París en 2015, y entró en efecto en 2016, estipulaba que las NDC tienen que declararse cada cinco años, con la intención de incrementar los acuerdos con el tiempo. El límite para informar era el 2020, y 194 de los 197 países enviaron sus primeras NDC.
 
El Acuerdo de París también establecía el objetivo de tomar medidas para limitar el aumento de la temperatura global media muy por debajo de los 2,0 grados Celsius, y preferiblemente a 1,5 grados Celsius (2,7 Fahrenheit), que están estimados por muchos países, especialmente las naciones subsaharianas de África y muchas islas poco elevadas, como el límite. "1,5 para seguir con vida", tal y como dicen las naciones insulares.
 
Por desgracia, las naciones que se reúnen en la cumbre han avanzado poco en estos temas ahora que se acerca el COP26. Según la ONU, los compromisos que se han hecho hasta ahora no disminuirán las emisiones, sino que de hecho permitirán que aumenten un 16 por ciento. Los compromisos actuales llevarían a un aumento de la temperatura de 2,7 grados Celsius (4,9 Fahrenheit).
 
Históricamente, los países desarrollados (utilizando el lenguaje de la ONU), tales como los países de la UE y EE. UU., son los mayores emisores. La UE en un principio se comprometió a reducir sus emisiones de GEI un 40 por ciento para el 2030, basándose en los niveles de 1990.  En diciembre de 2020, actualizó sus compromisos a una reducción más ambiciosa del 55 por ciento para el 2030, basándose en los niveles de 1990. La oferta de la UE se ajusta a los objetivos de reducción recomendados por la mayoría de cuerpos científicos.
 
En conjunto, los compromisos actuales solo reducirían las emisiones de CO2 un 7 por ciento para el 2030. Pero el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, establecido en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, por ejemplo, argumenta que los GEI tienen que reducirse un 45 por ciento para el 2030, basándose en los niveles de 2010, y después reducirse a un cero neto para el 2050, para limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius (2,7 Fahrenheit) y evitar así un cambio climático irreversible.
 
Estados Unidos ha afirmado que reducirá sus GEI de un 50 a un 52 por ciento para el 2030, basándose en los niveles de 2005. Mientras que la mayoría de países se basan en 1990, Estados Unidos se basa en 2005, lo que quiere decir que su compromiso es menor. El 50-52 por ciento actual de EE. UU. suena parecido al 55 por ciento de la Unión Europea, pero en realidad sale a un 13-14 por ciento, basándose en el 2005. Las tretas en los cálculos no van a resolver la crisis climática. (Muchos estados, tales como California, Massachusetts o Washington se basan en las emisiones de 1990).
 
Alemania, por el contrario, ha aumentado sus recortes del 55 al 65 por ciento para el 2030, basándose en los niveles de 1990. Aun así, aunque esta cantidad parece importante, para lograrlo Alemania tendría que dejar de usar carbón para el 2030, al igual que las naciones más productoras como China, India, Estados Unidos, Indonesia, Australia y Rusia. El secretario de la ONU, António Guterres, ha pedido "no más carbón nuevo para el 2021". Y el presidente de la COP26, Alok Sharma, ha pedido que este encuentro de la ONU "relegue el carbón a la historia". La Alianza para eliminar el carbón, un grupo de 137 países, regiones, ciudades y organizaciones que están trabajando para acabar con las centrales eléctricas a base de carbón, harán presión para que la COP26 deje el carbón en el olvido.
 
Algunos países en vías de desarrollo, como China o India, han propuesto recortes basados en su crecimiento económico. (Los países en vías de desarrollo, como China e India, siempre recuerdan las desigualdades históricas en la producción de emisiones). En 2020, China dijo que tiene como objetivo el cero neto para el 2060 y que sus emisiones llegarán a su punto álgido en 2035. El presidente de China, Xi Jinping, no acudirá a la COP26. En vez de él, la delegación estará encabezada por el enviado del clima chino, Xie Zhenhua, y el vice ministro Zhao Yingmin, quienes presentarán el compromiso de NDC de China.
 
En 2016, India ofreció una reducción del 30 a 35 por ciento para el 2030 basándose en los niveles de 2005, y todavía no ha informado de su objetivo de NDC de 2020. El primer ministro de India, Modi, acudirá a la COP26.
 
También se hablará de controlar las emisiones de metano. El metano es 25 veces más potente que el dióxido de carbono a la hora de atrapar el calor en la atmósfera. En septiembre, Estados Unidos y la Unión Europea revelaron el Compromiso global del metano, cuyo objetivo es reducir las emisiones de metano al menos un 30 por ciento para 2030, basándose en los niveles de 2020. Más de 35 naciones ya han firmado el Compromiso global del metano.
 
En las últimas semanas, el enviado presidencial especial de EE.UU. para el clima, John Kerry, ha reducido un poco sus ambiciones. El presidente de China, Xi Jinping, el primer ministro de Rusia, Vladimir Putin, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, no acudirán. Dicho esto, Biden y muchos otros jefes de estado sí que acudirán. La COP26 será vital a la hora de presionar a los líderes mundiales para que actúen y reduzcan las emisiones.
 
Aparte de la reducción de emisiones, las cuestiones financieras son un tema clave en las negociaciones climáticas de la ONU.
 
Los países desarrollados han accedido a proporcionar fondos a los países en vías de desarrollo para ayudarlos a adaptarse a los impactos de la crisis climática, tales como la subida del nivel del mar y la sequía. Se prometieron cien mil millones de dólares al año a las naciones en vías de desarrollo, un compromiso que se remonta a la conferencia climática de 2009 en Copenhague.
 
Sin embargo, esta cantidad es mucho menor que la requerida en las negociaciones por varios grupos nacionales, tales como el Grupo africano, la Alianza de Pequeños Estados Insulares, y los Países Menos Desarrollados y los Pequeños estados insulares en desarrollo, que han contribuido con las menores emisiones y ya están experimentando los peores impactos del calentamiento global.  Y en 2019, el año más reciente del que se tienen datos, los países desarrollados han contribuido menos de 90 mil millones de dólares, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En 2018, la OCDE, junto con la ONU y el Banco Mundial, publicó un informe que afirmaba que harían falta 6,9 billones de dólares anuales hasta 2020 para asegurarse de que las naciones en vías de desarrollo aguantaban.
 
Mientras que los principales negociadores por el clima y las ONG discuten estos problemas en las salas de negociación, los activistas toman las calles a lo largo de la semana para hacer ruido por la justicia climática. Habrá una ola de protestas durante la COP26, posiblemente la más grande en Escocia desde las protestas contra la guerra de Irak en 2003. Ayer, las acciones de Deep Water Rising de Extinction Rebellion resaltaron como la quema de combustibles fósiles lleva al aumento del nivel del mar. El viernes habrá una marcha organizada por jóvenes, Fridays for Future. El sábado tendrá lugar un Día Mundial de acción por la justicia climática, con manifestaciones planeadas en Glasgow, Londres y por todo el mundo. Y el domingo, la Cumbre popular por la justicia climática dará comienzo a una serie de talleres y eventos en directo y virtuales. Esta semana, 350.org también está organizando una semana mundial de acciones. Estas acciones en Glasgow, y alrededor del mundo, harán presión en los negociadores de la COP26 para que presenten grandes ambiciones y pasen a la acción. El tiempo se acaba, y esta es la década para reducir las emisiones.
 
La autora, Tina Gerhardt, es periodista medioambiental de Grist, The Progressive, The Nation, Sierra Magazine y otras publicaciones. 
 
 
 

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