Nota del Editor: La siguiente es de la Edición 28.
En un deporte tradicionalmente dominado por hombres, Berrocal está dejando su huella como una de las únicas mujeres guías de pesca con mosca de la Patagonia.
Por Luis Goycoolea U.
Desde sus primeros lanzamientos en el Lago General Carrera, cuando tenía apenas ocho años, Francisca "Fran" Berrocal ha demostrado ser mucho más que una de las pocas mujeres guías de pesca en Chile: ha encarnado el cambio y la inclusión en este deporte, y destaca por su compromiso con la conservación del medio ambiente y la educación.
"La pesca con mosca es más que un deporte para mí: es una conexión con la naturaleza y una forma de encontrar la paz interior", dice Fran, de 25 años, mientras recuerda sus días aprendiendo a pescar con cañas muy simples junto a sus hermanos en los ríos de la zona de Coyhaique, la capital de Aysén y de donde ella es originaria. Pero recién en la adolescencia se la jugó: “Me enamoré de la tranquilidad y el desafío que ofrece este deporte”. Pronto compró su propio equipo y comenzó a ampliar sus conocimientos y habilidades de pesca.
La decisión de Fran de convertirse en guía de pesca no fue solo una elección profesional, sino también un desafío a esas reglas invisibles que rigen esta disciplina. "Noté la falta de mujeres en este espacio y eso me motivó a cambiar el statu quo", explica. Con el apoyo de amigos de infancia de la zona, se abrió camino como guía, ganándose el respeto y la admiración de sus clientes y colegas.
¿Anécdotas en este difícil camino? Numerosas: en sus inicios, era pasada por alto en comparación con los otros guías hombres. Recuerda en particular a un cliente inglés, cuya actitud inicialmente fue muy fría. “Era un hombre mayor. No interactuaba conmigo y expresó abiertamente su desagrado por ser guiado por una mujer, diciendo que la pesca era su escape de las mujeres en su vida, de sus hijas, su mujer, todo ‘esos problemas’, decía. Fue un choque para mí escuchar eso tan directamente. Sin embargo, después de compartir más días de pesca, su actitud comenzó a cambiar. Al final, se disculpó y reconoció su error, admitiendo que había disfrutado la pesca y había quedado impresionado con mis habilidades en el río”.
"Noté la falta de mujeres en este espacio y eso me motivó a cambiar el statu quo”.
Para la Fran, las mujeres aportan una perspectiva y habilidades únicas a este deporte, enriqueciendo la experiencia para todos. A través de su trabajo en el lodge Posada de Los Farios y en la comunidad de pesca, y como embajadora de marca de la empresa de equipamiento outdoor Patagonia, ha demostrado que las mujeres pueden no solo participar, sino también liderar y enseñar en este campo.
¿Sus lugares favoritos de pesca? “Le tengo especial cariño al Río Futaleufú que fue mi primer viaje de pesca. Otro increíble es el Río Cisnes, con un nivel de pesca bomba, con una estructura de río muy lindo y muy poca gente. Además, cuenta con unas lagunas con truchas fontinales en una Patagonia rodeada de bosques, montañas y caballos. ¡Un lugar mágico!”, asegura.
Mirando hacia el futuro, sus objetivos se centran en la educación y la formación de nuevas generaciones de pescadores con mosca. Su visión es crear un sistema de certificación para guías que eleve el estándar profesional y facilite la inclusión de más mujeres en la industria. “En otras actividades como el rafting, el esquí o el montañismo, existen certificaciones que validan tus habilidades y te permiten trabajar con una base de conocimiento establecida. Sin embargo, en la pesca con mosca, nos falta esta estructura”, argumenta.
"Fran ha demostrado ser mucho más que una de las pocas mujeres guías de pesca en Chile: ha encarnado el cambio y la inclusión en este deporte".
Pesca sostenible
Más allá de su papel de guía, Fran se ha convertido en defensora de la conservación y la pesca sostenible en la Patagonia. “Como guía de pesca y activista medioambiental, abordar la conservación de los ríos es parte fundamental de mi trabajo. La gente a menudo me cuestiona por proteger las truchas, que son una especie introducida, pero hoy son parte integral de nuestros ecosistemas fluviales. Han estado aquí por más de 100 años. No solo forman parte de la cadena alimenticia, beneficiando a otras especies nativas”, sostiene enérgicamente.
Según la Fran, la educación sobre la importancia de la trucha y su rol en el ecosistema es clave. “Por ejemplo, trabajando en el río Cisnes, noté truchas con marcas que inicialmente no podía explicar. Después de investigar, descubrí que eran signos de lampreas, un bioindicador de aguas limpias y saludables, una especie nativa que también está en peligro. Esto me hizo darme cuenta de la importancia de proteger los hábitats saludables”, agrega.
El río Cisnes fluye desde la Pampa Argentina hasta el Pacífico patagónico, en la Región de Aysén, y está bajo la amenaza de la minería. “Es una muestra de cómo la presencia de truchas puede ser un argumento para su protección”, dice.
“Como chilenos, debemos asumir la responsabilidad de cuidar estas especies que ya forman parte de nuestra identidad”, señala. Y agrega: “La pesca sostenible implica mantener un equilibrio, asegurando la salud de nuestras aguas y la supervivencia de las especies que viven en ellas. Se trata de una gestión consciente y cuidadosa, no solo para nosotros sino para las futuras generaciones”.
Con jóvenes líderes de la pesca con mosca como “Fran”, Aysén y la Patagonia están en buenas manos.