Científicos de 18 países piden proteger los bosques de algas en América Latina

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Más de 230 científicos de 18 países firmaron una carta publicada en la revista Science para pedir la protección de los bosques de algas y destacar su papel crucial para la biodiversidad marina y las comunidades que rodean estos ecosistemas.
 
Por Francisca López Espinoza
 
Más de 230 científicos de 18 países han firmado una petición para la protección urgente de los bosques de algas en América Latina. El documento resalta la necesidad de proteger el 30% de estos ecosistemas, establecer figuras de protección para especies amenazadas por la sobreexplotación y la crisis climática, y resguardar los bosques más resilientes y persistentes, a través de medidas políticas estratégicas a nivel nacional e internacional.
 
Esta iniciativa cobró impulso tras el primer encuentro de mapeadores de macroalgas en español, realizado en Punta Arenas en abril pasado, organizado por el Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh).
 
Alejandra Mora, geógrafa de la Universidad de Oxford y autora del primer mapa mundial de bosques de macroalgas, afirma que el calentamiento global está teniendo un gran impacto en estos ecosistemas, especialmente en áreas cercanas a la Línea del Ecuador. “Estos ecosistemas prosperan en aguas templadas y frías. El aumento de la temperatura genera estrés térmico en las algas, lo que impide su reproducción, detiene su crecimiento y, finalmente, las hace vulnerables a ser devoradas o invadidas por otras especies mejor adaptadas a las aguas más cálidas, sin posibilidad de recuperación”, señala Mora.
 
Mora también señala que lugares como California, México y Australia están experimentando cambios significativos: “Estas zonas se están convirtiendo en espacios vacíos, dominados por erizos, creando verdaderos desiertos bajo el mar”.
 
La carta, publicada en la prestigiosa revista Science a principios de este mes, fue posible gracias a las gestiones del Dr. Nur Arafeh-Dalmau, de Stanford University.  Mauricio Palacios, investigador del Centro IDEAL y coautor de la misiva, expresó: “Nos sorprendió mucho que esta carta, elaborada desde el fin del mundo, donde se encuentran los bosques de kelp más prósperos del planeta, haya logrado convocar a científicos de los cinco continentes, muchos de ellos referentes mundiales en el estudio de los océanos”. Entre los firmantes destacan reconocidos investigadores como la Dra. Sylvia Earle (Mission Blue), el Dr. Paul Dayton (University of California) y el Dr. Enric Sala (National Geographic).
 
La misiva resalta que, aunque la mayoría de los países se han comprometido con el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal, solo el 2,9% del océano está protegido bajo Áreas Marinas Protegidas (AMP), esenciales para la conservación de la biodiversidad y la resiliencia climática. Ante esta realidad, hace un llamado a integrar la protección del 30% de los bosques de algas marinas en las políticas ambientales para 2030, alineándose con la meta global del 30x30, que busca salvaguardar el 30% de los océanos, aguas y tierras para ese año.
 
 
Foto: Centro IdealFoto: Centro Ideal
 
 
Las amenazas para los bosques de algas
Alrededor del 35% de los bosques flotantes de algas marinas se encuentran en aguas de países latinoamericanos. En las costas de Chile, por ejemplo, las principales amenazas provienen del barreteo y la extracción ilegal de estas especies.
 
A nivel global, los bosques de macroalgas sustentan entre el 70% y el 80% de las pesquerías, y en Chile son fundamentales para la sostenibilidad de pesquerías emblemáticas como la centolla, y centollón, el erizo rojo y el ostión del sur, especialmente en la región de Magallanes y la Antártica Chilena.
 
La destacada ficóloga y especialista en taxonomía de algas, María Eliana Ramírez, resalta la importancia de trabajar de la mano con pescadores y comunidades locales para revertir la degradación de los ecosistemas marinos. “Estamos pasando del paradigma de extraer recursos al de restaurar, cuidar y conservar los ecosistemas. Este cambio ha promovido un acercamiento entre la academia y los pescadores artesanales, quienes han acogido positivamente esta colaboración, ya que se les han mostrado resultados concretos y se valora su experiencia”, comenta Ramírez.
 
La experta subraya los beneficios de este trabajo conjunto y la disposición de las familias que dependen de los recursos marinos. “Ellos saben que, al cuidar los bosques de algas, también están asegurando su propio bienestar. Reconocen que estos ecosistemas son esenciales para la economía local, y entienden que, si no se conservan, no tendrán recursos en el futuro.”, concluye Ramírez.
 
Por su parte, Palacios señala que, aunque Chile cuenta con varias zonas costeras protegidas bajo el régimen de Áreas Marinas Costeras Protegidas de Múltiples Usos (AMCP-MU), sin embargo,“gran parte de estas áreas carecen de una gestión efectiva. En muchos casos, no tienen planes de manejo actualizados o carecen de ellos, y el financiamiento disponible es insuficiente”.
 
No obstante, en 2022 se logró un avance significativo en la protección de los bosques de algas, cuando la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (SUBPESCA) estableció una veda para el huiro (Macrocystis pyrifera). Inicialmente, fue decretada por dos años, pero recientemente, en octubre de 2024, se renovó y extendió por diez años más, lo que representa un paso importante para la protección y recuperación de estos valiosos ecosistemas.
 
 
Foto: Centro IdealFoto: Centro Ideal
 
 
¿Por qué es tan importante proteger los bosques de algas?
“Si los bosques terrestres son cruciales porque son la fuente principal de energía para los ecosistemas terrestres, los bosques de algas en el mar cumplen una función similar en el ámbito marino. Estas algas, que constituyen la mayor biomasa en los océanos, son la puerta de entrada de la energía para la vida marina. Al igual que los bosques terrestres, las algas realizan la fotosíntesis y producen oxígeno, sustentando la rica biodiversidad que habita en los océanos. Esto tiene una repercusión directa en la vida terrestre”, explica Ramírez.
 
Estos bosques forman enormes columnas de hasta 8 metros bajo el agua, repletas de diversas formas de vida. José Luis Kappes, biólogo marino, destaca que “los bosques de algas son verdaderos ‘arquitectos’ del paisaje marino, creando espacios vitales para muchas especies, que encuentran refugio y protección, y donde pueden reproducirse y desovar. Además, de proporcionar una fuente de alimento fundamental”.
 
El biólogo subraya el papel crucial de las algas marinas en la lucha contra el cambio climático y la acidificación del océano, un fenómeno causado por el exceso de dióxido de carbono (CO2) absorbido de la atmósfera. “Las algas capturan CO2 y producen oxígeno, funcionando de manera similar a los bosques terrestres, pero en el mar. También actúan como biorremediadores, extrayendo nutrientes del agua para su crecimiento y ayudando a filtrar el exceso de nutrientes, lo que mejora la calidad del agua”, explica.
 
Más allá de sus beneficios ambientales, los bosques de algas en Chile atraen a muchos turistas, especialmente para la práctica del buceo. “Estéticamente, son impresionantes: enormes estructuras llenas de vida, cuya forma varía, creando paisajes marinos únicos”, señala Kappes. En este sentido, Mora coincide y agrega que “son como catedrales en el mar, con una atmósfera de calidez y calma. Su belleza atrae a muchos turistas a bucear, ya que son escasos en comparación con otras partes del océano. Es maravilloso sumergirse, explorarlos y admirar su entorno”.
 
 

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