Niobio: Una espada de Damocles radiactiva pende sobre la Amazonía Norte de Brasil

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Foto: PixabayFoto: Pixabay
 
Medicina y alimentos tradicionales en lugar de minería, deforestación y relaves radiactivos.
 
Por Norbert Suchanek
Traducción por Sofía Jano
 
Balaio, en el alto Río Negro, al noroeste del estado de Amazonas, es una de las reservas indígenas mejor preservadas de Brasil. Más de 257.000 hectáreas de selva tropical, ríos y montañas. Ubicado en el municipio de São Gabriel da Cachoeira, es el territorio tradicional de los tukano y otros ocho pueblos indígenas: los baniwa, los baré, los desana, los koripako, los kubeo, los pira-tapuya, los tariana y los tuyuka. Y, es también, el lugar de nacimiento de Álvaro Doéthiro Sampaio, tukano, de 71 años.
 
Desde la muerte de su padre Ahkïto en 2020, a la edad de 110 años, Álvaro Doéthiro Sampaio Tukano ha sido el jefe de los tukanos en Balaio. Álvaro es uno de los líderes y chamanes indígenas más respetados de Brasil. Fue uno de los fundadores de la Unión de Naciones Indígenas (UNI) y, junto con otros líderes y activistas reconocidos como Mario Juruna, Marcos Terena, Aílton Krenak, Paulinho Paiakan y Davi Kopenawa Yanomami, lideró el movimiento indígena en las décadas de 1980 y 1990, luchando por la demarcación y la preservación de sus territorios tradicionales.
 
Como jefe de los tukanos, Álvaro se compromete a preservar sus tradiciones y a ampliar el suministro de medicina y alimentos tradicionales. El reto es preservar la selva y lograr la soberanía alimentaria y sanitaria aprovechando el conocimiento indígena que su pueblo ha adquirido durante milenios.
 
Sin embargo, una espada de Damocles pende sobre Balaio. Se llama niobio (Nb).
 
Uno de los mayores yacimientos mundiales de niobio, un mineral estratégico, se encuentra en el territorio tukano. Las reservas de niobio en la región de São Gabriel da Cachoeira podrían ser suficientes para satisfacer la demanda mundial de niobio durante 400 años, según los prospectores.
 
El niobio es un metal pesado que se utiliza principalmente en aleaciones para diversas aplicaciones industriales, como la aeronáutica, la industria aeroespacial, la fabricación de oleoductos y plataformas petrolíferas, y en las barras de combustible nuclear de las centrales nucleares. Es particularmente importante para la industria armamentística. Además, el niobio desempeña hoy un papel vital en la transición energética global de las energías no renovables a las llamadas soluciones energéticas "verdes". Utilizado en baterías avanzadas de iones de litio, permite el desarrollo de materiales con capacidad de carga rápida.
 
 
Alvaro Tukano en Río de Janeiro, en la playa de Ipanema. Conmemora a sus antepasados, que, según la mitología Tukano, una vez cruzaron los océanos desde el Lejano Oriente hasta las costas de Río de Janeiro. Foto: Norbert SuchanekAlvaro Tukano en Río de Janeiro, en la playa de Ipanema. Conmemora a sus antepasados, que, según la mitología Tukano, una vez cruzaron los océanos desde el Lejano Oriente hasta las costas de Río de Janeiro. Foto: Norbert Suchanek
 
 
Un artículo reciente sobre Brasil, publicado en la Conferencia de Seguridad de Múnich 2025, afirma: “El segundo tema es la transición energética y la lucha global contra el cambio climático. Las cruciales reservas minerales de Brasil lo hacen indispensable para el desarrollo de tecnologías limpias. Contiene el 94% del niobio mundial, el 22% del grafito, el 16% del níquel y el 17% de elementos raros de la tierra, todos componentes vitales para las tecnologías verdes”.
 
Sin embargo, ya en 2020, científicos de la Universidad de São Paulo (USP) abogaron por "Mantener el niobio de la Amazonía bajo tierra" debido a los posibles efectos acumulativos de la pérdida de bosques resultante del potencial desarrollo de tierras raras sin explotar y reservas de niobio (Nb) en la región. En su estudio, escribieron: "Si bien el desarrollo de estos depósitos minerales contradice la lógica económica de equilibrar la oferta y la demanda de materias primas en los mercados internacionales, es concebible que la voluntad política construya una narrativa que demuestre que abrir la región a la minería es de interés nacional, allanando así el camino para subsidios e inversiones públicas en infraestructura que podrían tener consecuencias devastadoras para la biodiversidad y los pueblos indígenas".
 
Hasta la fecha, la Constitución brasileña prohíbe la minería en territorios indígenas demarcados. Sin embargo, existe un fuerte grupo de presión política en Brasilia que busca cambiar esta situación. Además, existe un creciente interés internacional en los minerales estratégicos de Brasil.
 
En noviembre del año pasado, Brasil y China firmaron un acuerdo para la minería sostenible, independientemente del significado de la palabra "sostenible" en este contexto. La extracción y el desarrollo de niobio, litio y níquel se encuentran entre las prioridades del acuerdo. Y, por supuesto, el gobierno estadounidense también tiene un gran interés en este metal pesado. En mayo de 2024, la embajadora estadounidense en el país, Elizabeth Bagley, declaró a los medios de comunicación que Estados Unidos desea una alianza con Brasil para el desarrollo de minerales críticos como el niobio.
 
Pero lo que la mayoría de los artículos publicados recientemente sobre minería y producción de niobio no mencionan que conlleva contaminación radiactiva.
 
Toda la minería y el procesamiento de niobio se asocia con la generación de grandes cantidades de residuos radiactivos. El mineral de niobio está clasificado mundialmente como material radiactivo de origen natural (NORM) y se encuentra en la corteza terrestre junto con elementos radiactivos como el uranio, el radio, el torio, el potasio-40 y el plomo-210. Cada tonelada de niobio producida deja un legado de entre 100 y 400 toneladas de residuos radiactivos y tóxicos, según las estadísticas actuales de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEN).
 
En febrero pasado, el ministro Gilmar Mendes del Supremo Tribunal Federal (STF) presentó un proyecto de ley que socavaría la Constitución brasileña y permitiría la minería incluso en territorios indígenas demarcados. Si el proyecto de ley obtiene la mayoría en Brasilia, los pueblos indígenas de la región del Alto Río Negro podrían tener que decidir si consienten la minería de niobio a cambio de una compensación o si, en consecuencia, defienden sus territorios. La Nación Navajo, con más de 500 minas de uranio abandonadas y relaves radiactivos sin protección, podría mostrar a Álvaro Tukano y a su pueblo lo que significa vivir en un territorio contaminado con radiactividad.
 
 
Norbert Suchanek es corresponsal alemán en Río de Janeiro y un experimentado periodista ambiental. A principios de marzo de este año, recibió el Premio Futuro Libre de Armas Nucleares en la categoría de Educación en la ciudad de Nueva York.
 
 
 

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