Kayakistas extremos realizan primer descenso chileno del Salto del Puma

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 David Toro en Salto del Puma. Foto: Eli ToroDavid Toro en Salto del Puma. Foto: Eli Toro 

 
Por Paulo Urrutia Barceló
 
Sin duda que el kayak de aguas blancas es uno de los deportes más exigentes física y mentalmente. Desde el momento en el que te embarcas en esta aventura, el escenario es nuestra Tierra, por lo que los límites básicamente los pone tu habilidad, experiencia y capacidad mental. Y qué mejor lugar para ponerlo en práctica que en Chile, el epicentro mundial del kayak extremo por excelencia.
 
Muy bien lo sabe la nueva generación de kayakistas chilenos que se encuentran empujando los límites de este deporte a niveles sin precedentes. Uno de los hitos que ha marcado la pauta en la escena nacional del kayak estos últimos días, es el primer descenso chileno de la cascada El Puma en el río Fuy, con 35 metros de altura por David Toro, oriundo de Futaleufú. Una cascada que hasta hace unos años parecía una locura hasta para el más intrépido kayakista de clase mundial, aún sigue contando con muy pocos descensos. Fue corrido por primera vez en enero de 2012 por Aniol Serrasolses (ESP). Luego, le siguieron Evan Garcia (US), Pirmin Dlugosh (Alemania), Sven Lammler (Suiza), Hayden Vorhees (US), Dane Jackson (US). Y este jueves 21 y viernes 22 de enero fue el turno de los chilenos David Toro (21), Santiago Sandoval (24), Kilian Ivelic (21) y Breiner Matis (26).
 
 
David Toro entrenando en río Captrén, Araucanía.David Toro entrenando en río Captrén, Araucanía.  

 

David Toro entrenando en Salto Newen, Araucanía.David Toro entrenando en Salto Newen, Araucanía.

 
Esta cascada, ubicada en el parque Huilo Huilo en la región de Los Ríos, intimida no sólo por su altura, sino que además por lo técnica de la entrada y la fuerza de la caída del agua. David, de tan sólo 21 años, se convirtió en el primer chileno en descender con éxito una cascada de esta altura. “Es un salto muy técnico, donde busco que cada movimiento sea lo más suave, sentir el aire, visualizar cómo caeré para finalmente aterrizar. Son dos segundos que valen completamente la pena” asegura. Rocío González, directora de Fundación Futaleufú Riverkeeper, destaca este logro del local como el resultado de las nuevas oportunidades que se han comenzado a presentar para los jóvenes de la comuna. Este ambiente propicio para la práctica del kayak era algo impensado hace unos años. Por esta razón, Futakeeper ha levantado programas como Chicas al Agua, que no sólo busca formar a las futuras kayakistas de Futaleufú de clase mundial, sino que además las próximas líderes ambientales que sean capaces de promover la protección de los ríos de la Patagonia. 
 
Compromiso ambiental
Para muchos este tipo de proezas podría parecer una locura, pero para esta nueva generación de deportistas se ha convertido en un estilo de vida. Para quienes nacieron en la ciudad, probablemente salir a caminar al parque es parte de la vida cotidiana. En el caso de estos jóvenes, correr rápidos increíbles o explorar rincones inaccesibles de la Patagonia, es casi como ir a comprar pan sólo que un poco más desafiante. Son años de dedicación y preparación que les han permitido desarrollar las habilidades necesarias para enfrentar desafíos que requieren de una destreza mental y física descomunal.
 

 Santiago Sandoval en Salto del Puma. Foto: Manuel OrtizSantiago Sandoval en Salto del Puma. Foto: Manuel Ortiz

 
 
Santiago Sandoval en Arroyo Zapata, Futaleufú. Foto: Sergio VidalSantiago Sandoval en Arroyo Zapata, Futaleufú. Foto: Sergio Vidal
 
 
Para Santiago Sandoval, parte del colectivo Bestias del Sur Salvaje, el kayak ofrece la oportunidad de conectarnos con la naturaleza, y en especial con los ríos, las venas de la Tierra. La exploración es lo que más le llama la atención, donde nadie tiene que demostrar nada. “En cada esquina yace lo desconocido, cada curva que forja un cañón de un río presenta piezas de un puzzle que nosotros tenemos que resolver. Es la capacidad de adaptación, de mantenerte positivo cuando no todo pinta bien, es el trabajo en equipo y la capacidad individual. El sentimiento de estar perdidos, solos, en un lugar donde solo se puede acceder por el río, y que hasta el momento nadie lo ha hecho. Es trabajar con tu ego, tus miedos y tus inseguridades” asegura Sandoval.
 
El kayak de aguas blancas – y los deportes al aire libre – se encuentran en constante evolución y transformación. El nivel de conexión que se produce al estar en contacto con la naturaleza, genera un apego por el territorio que se ha ido perdiendo producto de la dificultad para acceder a ella. Es de esperar que con este boom de nuevos deportistas, comiencen a surgir nuevos líderes ambientales que visibilicen lo bello de nuestros ríos, lo contrastante de nuestro estilo de vida y la necesidad de proteger un territorio único como lo es nuestro país.
 
 
 
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