Secretos en el sur: polémica y millones en Santa Cruz

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LaNacion.com.ar - Una bandera china ya flamea a 90 kilómetros de aquí, a la vera del río Santa Cruz, que, estoico, espera que las represas hidroeléctricas cambien para siempre su recorrido serpenteante. Pese a ser el recurso hídrico más importante de Santa Cruz, la provincia cedió a la Nación la totalidad de los activos derivados del contrato de venta de energía por veinte años.
 
La cesión de los activos energéticos, la quita de la condición de ribereños a 48 estancieros, la duplicación de las hectáreas que originalmente se iban a expropiar, la anulación de la venta de áridos para la obra contemplada en la ley inicial y el alambrado de 180 kilómetros del río Santa Cruz con el cual se limitará el acceso a las riberas y al agua despertaron la inquietud de los superficiarios y abren la puerta a millonarios juicios contra el Estado.
 
En la estancia La Enriqueta, las obras ya empezaron al ritmo que el clima invernal lo permite. Una bandera china, otra argentina, flamean junto a las de la Unión Obreros de la Construcción (Uocra), cuyas disputas por los puestos de trabajo ya se cobraron un muerto el año pasado durante una reunión sindical en la tranquila localidad de Piedrabuena, uno de los centros de la megaobra.
 
Represas Patagonia es el nombre del consorcio constructor integrado por la cordobesa Electroingenieria, China Gezhouba Group Company Limited e Hidrocuyo que con el financiamiento de bancos chinos realizaran las represas Presidente Néstor Kirchner y Gobernador Jorge Cepernic.
 
La unión de empresa tienen a su cargo el montaje y puesta en marcha de las usinas. Tiene un costo total de 4714 millones de dólares, con un plazo de concreción de cinco años y medio. Será la obra pública récord del kirchnerismo. En febrero pasado, mientras la presidenta Cristina Kirchner daba la orden de inicio de obra desde China, en Santa Cruz empezaban a llegar los mandamientos judiciales para la expropiación de las tierras. Hoy ya llegaron a los 48 superficiarios, propietarios de más de 60 estancias ubicadas en la margen norte y sur del río Santa Cruz a lo largo de los 180 kilómetros de curso de agua que ocuparán las dos represas y sus respectivos perilagos.
 
A principio de mes, un grupo de superficiarios se autoconvocó en El Calafate, y una sensación de alarma sobrevoló la reunión. Hay más dudas que certezas sobre el futuro, no solo por las tierras que les expropiarán, sino por el futuro económico de las estancias, muchas perderán sus campos de invernada. La mayoría de los propietarios, acompaña la idea de la construcción de las represas, pero casi todos están desconcertados por la falta de información y por el cambio repentino de la ley de expropiación de tierras. Por ahora, fundaron una Asociación de Ribereños que les permite, en grupo, elevar sus reclamos a las autoridades. Muchos ya preparan los juicios contra el Estado
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Desde los gobiernos nacional y provincial presentan el proyecto como un triunfo de la década kirchnerista. Pero el proceso licitatorio tuvo marchas y contramarchas, que incluyó cambios en la legislación de Santa Cruz, cláusulas secretas y una letra chica con una verdad reveladora: desde 2012 la provincia perdió el carácter de comitente de la obra, no cobrará regalías, no podrá comercializar la energía o ser parte del negocio, como estaba previsto inicialmente y además sus habitantes, no tendrán acceso al río. Leer mas..
 
 
 
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