Represas en el Santa Cruz: la justicia Argentina se apronta a decidir el destino del río

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 Foto: Michael GaigeFoto: Michael Gaige
 
 
Por Clara Ribera
 
El río Santa Cruz nace desde la pureza de tres glaciares en los Andes y fluye sin impedimento durante 385 kilómetros (240 millas) antes de encontrarse con el océano Atlántico. Pero este magnífico río turquesa está amenazado por dos proyectos hidroeléctricos a gran escala. Y como muchos otros conflictos socioambientales, un pequeño grupo de organizaciones medioambientales y ciudadanas se ha movilizado para defender el río del gobierno argentino, tres compañías constructoras (dos argentinas y una china) y la entidad financiera, el Banco Comercial de China.
 
En septiembre, la justicia argentina falló a favor del requerimiento del gobierno de seguir adelante con el proyecto de represas, levantando la segunda medida cautelar que había estado posponiendo el trabajo en el proyecto. La construcción está ahora programada para comenzar en noviembre, y quedan sólo dos procedimientos legales que posiblemente podrían detener la edificación de las represas: una apelación interpuesta por Lof Fem Mapu, la comunidad mapuche-tehuelche de Santa Cruz, y una demanda presentada por Banco de Bosques, una fundación argentina que trabaja para proteger los bosques del país, la que solicitó la nulidad del estudio de impacto ambiental.
 
"Está muy complicado", dijo con preocupación Sofia Nemenmann, activista y fundadora del movimiento Río Santa Cruz Sin Represas.
 
 
Foto: Francisco BedeschiFoto: Francisco Bedeschi
 
 
Impacto ambiental
El impacto del proyecto será sustancial. Estudios de importantes universidades como Oxford, del Reino Unido, revelan que las grandes represas hidroeléctricas no son una fuente de energía renovable: destruyen la biodiversidad de los ríos, dañan las comunidades locales y empujan países hacia la deuda. Entre otros inquietantes impactos ambientales que el río Santa Cruz podría sufrir si el proyecto hidroeléctrico sigue adelante, está la posible extinción del Macá Tobiano, una de las aves más amenazadas del mundo según la Sociedad Zoológica de Londres. Además, algunas haciendas y sus habitantes, así como sitios arqueológicos, están en riesgo.
 
Por otra parte, la construcción de los proyectos hidroeléctricos Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en el río Santa Cruz, localizado en el sur de la Patagonia argentina, en la provincia de Santa Cruz, podría provocar una alteración en los glaciares Perito Moreno, Upsala y Spegazzini, así como comprometer algunos de los ecosistemas del curso fluvial debido a que las represas provocarán una contracorriente peligrosa en el río. En mayo de 2016, el diario argentino Clarín confirmó esos temores al publicar que existía un estudio de impacto ambiental interno, perteneciente al Ministerio de Medioambiente de Argentina, el cual “alertaba del riesgo de daño irreparable” en los tres glaciares si el proyecto de represas avanza. “Nunca se ha presentado un problema similar en el mundo”, señaló Nemenmann. “Estas represas cambiarán la corriente de un lago donde hay un glaciar. El Perito Moreno es impredecible y no queremos ni imaginar lo que podría llegar a ocurrir si hay un cambio en el agua que lo erosiona cada día”.
 
 
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La conexión china
El proyecto está en pausa desde finales del 2015, cuando el nuevo gobierno de Mauricio Macri tomó el poder. El gabinete en un principio tenía dudas sobre la construcción de las represas debido a sus impactos ambientales. Pero en abril del 2016, Macri y el premier chino Xi Jinping llegaron a un acuerdo en Washington a través del cual el proyecto seguiría adelante, pero con algunos cambios que reducirían los impactos ambientales, entre ellos reducir el número de turbinas de 11 a ocho. Sin embargo, unas pocas turbinas menos no supondrán ninguna mejora y harán poco para detener la destrucción del rio, y los ambientalistas apuntan a que mientras las represas podrían generar un 3,82% de la energía del país, la deuda nacional se incrementaría cerca de un 14%.
 
De hecho, la creciente dependencia de Argentina con China está en la raíz del conflicto. Los acuerdos entre ambos países se intensificaron fuertemente en 2012, cuando comenzaron a colaborar en diversos proyectos agropecuarios, de transporte y energía. Uno de esos proyectos fue la reconstrucción del ferrocarril Belgrano Cargas, que contempla una inversión de 2.099 millones de dólares. No obstante, dos años después, Argentina no pudo afrontar las deudas públicas con los acreedores, forzando al Banco Central de China a efectuar grandes desembolsos de yuanes para evitar el default argentino. Además de incrementar las reservas nacionales de divisas, el apoyo del banco chino fue para “promover el intercambio bilateral”, según se comunicó desde el gobierno argentino.
 
En abril del 2016, cuando Macri se juntó con su contraparte china en Washington, no tenía dónde apoyarse para abandonar el proyecto hidroeléctrico de 4,7 billones de dólares en el río Santa Cruz. El proyecto de represas estaba estrechamente vinculado con el proyecto ferroviario, y si el gobierno abandonaba el proyecto de las represas, el financiamiento del Belgrano Cargas se ponía en peligro, así como la frágil relación con China.
 
 
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A la situación política hace falta añadir que estos no son días tranquilos para la economía de la provincia de Santa Cruz. El desempleo y la pobreza son una realidad presente en la región, lo que provoca que algunas personas apoyen el proyecto. El proyecto creará miles de puestos de trabajo de construcción a corto plazo: 6.500 según el gobierno. Pero una vez que las represas sean construidas, el empleo directo será despreciable.
 
“Es tarea del gobierno asegurar trabajo a las personas, pero sin forzarlas a que se vean obligadas a trabajar para destruir sus propios ecosistemas”, explica Nemenmann. “El país está enfadado. El río nunca fue tan relevante como lo es hoy. Pero si ahora se ve que este es un negocio de unos pocos para devolverle dinero a China, la gente va a aumentar la presión”La activista está convencida que tanto el apoyo ciudadano como el soporte internacional por parte de grandes ONGs como Greenpeace o International Rivers han ayudado a hacer el proceso más mediático, algo que definitivamente ha influído en el transcurso del mega-complejo hidroeléctrico. 
 
En diciembre de 2016, los ambientalistas obtuvieron una victoria en tribunales. La Corte Suprema argentina emitió la orden de suspender las obras de las represas del complejo Kirchner-Cepernic hasta que el gobierno presentara un nuevo Estudio de Impacto Ambiental (EIA) y se realizaran audiencias públicas. El fallo del tribunal fue en respuesta a una demanda presentada en 2014 por la Asociación Argentina de Abogados Ambientales de la Patagonia (AAAAP). Hasta la fecha, las audiencias públicas ya se han efectuado y el EIA se ha hecho público. Dicho informe fue elaborado por Emprendimientos Energéticos Binacionales S.A. (EBISA), empresa dirigida por Jorge Hugo Marcolini, quien es a su vez subsecretario de Energía Hidroeléctrica en el Ministerio de Energía y Minería de Argentina.
 
En su demanda, Banco de Bosques pide que el nuevo estudio debe ser "anulado" hasta que uno nuevo "subsane todos los vicios y omisiones". Entre otros aspectos, afirman que un estudio de impacto ambiental apropiado debe considerar la línea de transmisión eléctrica que se extendería por la estepa patagónica, y que se evalúe de forma rigurosa los efectos que las represas podrían generar sobre los glaciares del Campo de Hielo Sur.
 
 
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Un proyecto cambiante
Junto a su tía Mónica Cepernic, quien organizó el viaje, Marcela Cepernic y otras tres mujeres recorrieron a caballo durante 13 días todo el río Santa Cruz a principios de año. Enfrentando los feroces vientos patagónicos las mujeres atravesaron la pampa argentina guiadas por el río, quizá algunas de las últimas personas que verán los tesoros escondidos por un río Santa Cruz que fluye libremente.
 
Al corriente de los planes del gobierno, Marcela Cepernic denunció que el proyecto presentado es muy distinto del que su abuelo - el gobernador Jorge Cepernic, nombre de una de las represas propuestas- imaginó alguna vez. Ella asegura que cuando el entonces gobernador Cepernic sugirió usar al río como una fuente de energía en la década de 1970, las represas hidroeléctricas eran consideradas como una fuente de energía renovable. El proyecto actual “desvirtúa por completo el sueño inicial de mi abuelo, que la provincia de Santa Cruz se autoabasteciera eléctricamente usando sus recursos hídricos”.
 
Ella agrega que, décadas más tarde, se ha visto que las mega-represas son una tecnología obsoleta y que países como Estados Unidos están empezando a desmantelarlas. Además, parte de la energía producida por el complejo Kirchner-Cepernic será para abastecer a Buenos Aires, ciudad situada a miles de kilómetros, requiriendo un largo y costoso tendido eléctrico.
 
“La alianza con China es aterradora. Nosotros tenemos muchos recursos naturales y ellos poseen muchos recursos económicos para explotarlos”, dice Nemenmann. Los defensores de los ríos, de la Patagonia virgen y de su fauna aún no se han rendido, y agotarán el tiempo luchando para que el río turquesa siga fluyendo libre desde los glaciares más puros hasta el inmenso océano Atlántico.
 
 
 
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