El valor de la belleza de Aysen

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¿Qué mejor tema para comenzar el año que escribir sobre la belleza? Tema no menor y que por cierto da para más que una simple columna.  
 
Vulgarmente la belleza se define como la característica de una cosa que a través de una experiencia sensorial procura una sensación de placer o un sentimiento de satisfacción. Tomas de Aquino define lo bello como aquello que agrada a la vista. Debido a que constituye una experiencia subjetiva, a menudo se dice que «la belleza está en el ojo del observador» (extractado de Wikipedia).
 
Por otra parte, veíamos en el seminario “Ética para el Desarrollo de Aisén” que la ética nos abre a considerar los principios o valores fundantes del ser que orientan hacia la perfección  y que la misma naturaleza tiene inscritos en si estos valores, los cuales son, la vida, el amor y la belleza o felicidad. O sea, cuando se afecta, maltrata, destruye belleza, paisajes bellos en nuestro caso, también se puede deducir que eso es reñido con la ética. Es por esto, entre otras razones, que le hacíamos ver no hace mucho al Vicepresidente Ejecutivo de HidroAysén lo poco ético de su megaproyecto.
 
Si bien la belleza es algo subjetivo e inherente a la naturaleza, hay cierto consenso sobre lugares naturales “telúricos” y que para una gran mayoría son de belleza excepcional como lo son muchos de los paisajes de la Patagonia aisenina. No por casualidad también hay cierto consenso en que esos paisajes mas su complemento cultural constituyen un gran potencial, el cual recién se esta comenzando a poner en valor, para el turismo. De hecho, hasta en un estudio como lo es el de evaluación de impacto ambiental (EIA) del megaproyecto HidroAysén, se concluye que la mayor parte de los paisajes que serían afectados son de primera categoría.
 
Es mas, hace unos días cuatro expertos en publicidad analizaron para eldinamo.cl las campañas de publicidad de HidroAysén y Patagonia Sin Represas, concluyendo en que una de las mayores fortalezas de la segunda estaba en basarse en la realidad del entorno natural (belleza) de Aisén.
 
Eso es en cuanto al valor conceptual y filosófico, base de nuestro actuar y también algo en cuanto de aquel turístico y de imagen en publicidad de la belleza de Aisén.  Pero, hay quienes, que además, gustan de intentar de medirlo todo. Así, aunque parezca increíble y al menos a mi no me guste, hay quienes logran ponerle valor monetario hasta a esos bellos paisajes. Aunque cueste aceptarlo, así es el frío e impersonal mundo de los negocios, aquel que le gusta tanto a las grandes empresas.
 
Hace ya algún tiempo atrás (2008) el economista Roberto D. Ponce O. del EULA – U. de Concepción, con el proyecto Twin Latin, desarrolló una novedosa metodología de valoración del medio ambiente. Mediante ésta se encuestó a 651 personas de Coyhaique, Puerto Montt, Concepción y Santiago (de las que 455 contestaron) y se les preguntó, foto en mano ya que solo 12% conocían el lugar, cuanto estarían dispuestos a que se les descuente en su boleta de electricidad, agua u otra, para evitar la pérdida de dos de los paisajes afectados por la represa Baker 1. Sobre 70% estuvieron dispuestos a pagar y a mayor ingreso, mayor disposición. La razón principal: por su alto valor de legado. El resultado fue que esos paisajes llegaron a ser evaluados en 210 millones de  dólares, un valor parcial que no considera otros usos y se debe tomar solo como indicador del valor total. La pregunta que hace Ponce al final es de, si solo dos paisajes tienen un valor de US$ 210 millones “¿Cual será el efecto total (de los afectados por todo el megaproyecto)?”
 
Como complemento, este economista mostró además, que según la Encuesta de Turismo EULA-CIEP (2007) las utilidades de los operadores del sector en la región eran de US$ 3 millones al año y pagan por trabajo US$ 1 millón al año, mientras que el efecto de la construcción de la represa Baker 1, que dura solo unos años, generaría un aumento en el nivel de contratación de 2,3% y un aumento en el producto regional durante el tiempo de construcción de 4,5% (US$ 25 millones año), (según Martínez 2008, citado por Ponce).
 
Como se podrá apreciar HidroAysén, proyecto del cual a la fecha no había mayor información de cuantificación económica (solo el EIA) “no le llega ni a las canillas” ni en cifras monetarias, ni aportes a la economía, al valor de belleza de los paisajes del Baker y es muy cuestionable su aporte económico regional en comparación al turismo al mediano y largo plazo. Si a esta información de frías cifras del mundo de los negocios se agrega “el costo de pérdida de belleza de paisaje” que provocarían las líneas de transmisión eléctrica, la suma se torna estratosférica.
 
Así es que por ética, por imagen e identidad regional, por legado, por el desarrollo sustentable regional  y hasta por lógica financiera ¡¡ mejor que siga ahí, incólume, sin represas ni líneas eléctricas, la belleza de los paisajes de Aisén!! 
 
 
Foto por Jimmy Langman para Patagon Journal
 

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