
Por Don Weeden, Jack Miller y Camilo Rada
Nota del Editor: Lo siguiente es de la Edición 11.
No necesitamos decir a los lectores de Patagon Journal que Chile es un país bendecido con una abundancia extraordinaria de lugares naturales. Afortunadamente, muchos de estos se encuentran protegidos en categorías de parques nacionales o santuarios de la naturaleza.
Pero los amantes de la naturaleza deben recordar que estos lugares se pueden perder si carecen de protección. Tal vez la pérdida más dramática de Chile fue el espectacular río Biobío, que fue embalsado por dos masivas represas desde la década de 1990. Esencialmente, fue reducido a un gigantesco sitio de construcción intercalado por depósitos de agua estancada.
Como hombres de terreno que hemos explorado muchos rincones de Chile durante cinco décadas, estamos particularmente preocupados por dos lugares de una belleza tan especial que es inconcebible que los amantes de la naturaleza permitan que sean puestas en peligro. Seguramente, estarían protegidas como parques nacionales en otros países desarrollados.
El primer lugar, es bien conocido por los lectores de la revista y entusiastas de los ríos a nivel mundial: el río Futaleufú. Hemos estado escuchando desde hace años que existen eminentes amenazas de grandes represas y proyectos de minería, pero, en realidad, es quizás igual de amenazante que actividades más mundanas, como la construcción de carreteras, hoteles, residenciales y la explotación forestal a pequeña escala. Debido a que prácticamente toda la tierra de este corredor fluvial es de propiedad privada, mantener el carácter salvaje de las quebradas del río ha dependido de la buena voluntad de los propietarios de tierras. Sin embargo, su cuenca se está deteriorando poco a poco.
En los últimos años, algunos lodges y hoteles han surgido a lo largo de la orilla del río. El más famoso es un hotel francés con forma de caja ubicado sobre los acantilados, en la entrada del Cañón del Infierno. Río abajo, una nueva carretera recién propuesta cortaría profundamente el corredor fluvial (por debajo del rápido El Trono), dando pie al desarrollo en el sector sur del río, que casi no tiene caminos. Sin protección, el la cuenca del río es vulnerable a ser urbanizado y fragmentado. En otras palabras: estará sentenciado a muerte.
El segundo lugar de especial belleza es la Cordillera Sarmiento y el colindante Fiordo de las Montañas, ubicado al oeste de Puerto Natales, en la región de Magallanes. Corresponde a una península montañosa de unos 65 kilómetros de largo y 15 de ancho, y es la extensión más austral del Campo de Hielo Sur. Se ha descrito como un "mundo perdido" de inusual fauna, impenetrables bosques de hayas, irregulares cimas y enormes campos de hielo que se vierten a través de numerosos glaciares en el Fiordo de las Montañas, constituido por un estrecho corredor marino que se extiende por 65 kilómetros. Es un paisaje prístino sobrecogedor.

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Sólo accesible por barco, y por lo general en condiciones difíciles (víctima de los temidos vientos de los “furiosos cincuentas”), la Cordillera Sarmiento y el Fiordo de las Montañas reciben relativamente pocos visitantes. De ellos, principalmente son expediciones de montañismo, kayak de mar, excursiones ocasionales en barcos que zarpan desde Puerto Natales (para ver los glaciares) y pescadores artesanales locales. Colectivamente, los seres humanos han dejado pocas marcas en el paisaje. Sin embargo, esto podría cambiar fácilmente.
La Cordillera Sarmiento es parte de la Reserva Nacional Alacalufes. Sin embargo, este estatus ofrece una protección muy limitada, y pareciera haber poco o ningúna supervisión. Para explotar sus recursos basta presentar un llamado "plan de manejo". Recientemente, una operación de mariscos ahumados fue establecida en la mitad del fiordo, dejando un caos de lonas y maderas de construcción. Los pescadores están talando cipreses centenarios para usarlos como postes para cercos. Grupos de escaladores también han cortado en el bosque.
Lo más preocupante es una nueva carretera que está siendo construida desde Península Antonio Varas hasta Fiordo Staines, separando el Campo de Hielo Sur y la Cordillera Sarmiento, pasando a escasos kilómetros del extremo norte del Fiordo de las Montañas. De completarse el camino, este magnífico territorio virgen se abrirá al turismo industrial que caracteriza a ciertas partes del Parque Nacional Torres del Paine.
Es alarmante, darse cuenta de que la industria salmonera está a punto de ingresar en la zona. Ya tienen un pie en el amplio golfo ubicado directamente al oeste de Puerto Natales, y han estado negociando por concesiones en Seno Taraba, que flanquea la cordillera por el occidente, así como muchos otros lugares escondidos en el laberinto de fiordos de la región de Magallanes.
Conseguir la protección de cada una de estas excepcionales áreas naturales requiere diferentes estrategias. El Futaleufú -debido a esta cuenca salvaje se divide entre numerosos propietarios privados-, necesitará acuerdos de conservación y planes de desarrollo para limitar el impacto, bajo la coordinacion de una organización local (“land trust”). Futaleufú Riverkeeper también está trabajando para restablecer la Zona de Interés Turístico (ZOIT), que valoraría al corredor en su estado natural y paisajístico, limitando principalmente la construcción de carreteras.
Asimismo, la magnífica Cordillera Sarmiento y el colindante Fiordo de las Montañas merecen estatus de parque nacional, lo que ofrecería mayor protección contra las operaciones de salmoneras, la tala de árboles y el tráfico de cruceros, compatibilizando el turismo con la conservación. Tal vez este nuevo parque nacional podría convertirse en el primero a nivel mundial dedicado a la práctica del kayak de mar y el montañismo.
Los amantes de la naturaleza no deben descuidarse. Como alguna vez un sabio conservacionista escribió, "metafóricamente hablando, lo que no está protegido se pavimentará". No debemos asumir que estos lugares de extraordinaria belleza nos están garantizados.
Don Weeden, director ejecutivo de la Fundación Weeden, ha estado explorando Chile en kayak desde mediados de los años 70. Recientemente, lideró una expedición en kayak por el lago Azul y el fiordo de Las Montañas, repitiendo una ruta que realizó junto a su padre y hermanos 40 años atrás.
Jack Miller, proveniente de Ridgway, Colorado, visitó por primera vez la Patagonia en 1964, siendo la primera persona en explorar y ascender muchas de las zonas más salvajes de la región. En 1992, fue líder de expedición en la Cordillera Sarmiento, cuya historia fue portada de la edición inaugural de Patagon Journal.
Camilo Rada es un glaciólogo y ha hecho numerosas primeras ascensiones de montañas de la Patagonia y la Antártica. En 2012, hizo una expedición a la Cordillera Sarmiento como parte de su Proyecto Uncharted, que combina montañismo de exploración, investigación histórica y cartografía de los rincones más remotos de la Patagonia.