Luis Sepúlveda y la Patagonia

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Por Peter Hartmann
 
Era la vuelta a la democracia, al comienzo de los noventas, corrían brisas alegres y esperanzadoras. Nosotros estábamos con la Sole Acevedo, el Pato Rossi y Magdalena Rosas en el recinto de Organización Ganadera Agrícola Aisén (OGANA) poniendo en escena el 1er Encuentro Artístico Ecológico en Coyhaique. Era un día de verano y hermoso. Entre el púbico se encontraba alguien desconocido, afuerino y que sonriente se presentó como el escritor Luis Sepúlveda, miembro de Greenpeace, en viaje de reencuentro con la Patagonia y para colectar información e impresiones para su libro Patagonia Express. Debe haber sido su reencuentro con Chile además, tras varios años de exilio en Sudamérica, Nicaragua, Alemania y España.
 
No recuerdo si a ese entonces ya había leído esa hermosa novela amazónica que es El Viejo que leía Novelas de Amor, que me fascino y llevó a leer Mundo del fin del Mundo, una historia sobre muerte y defensa de ballenas en un lugar que bien podría ser el Golfo de Penas. Aunque Sepúlveda nunca se imaginó que ahí unas décadas mas tarde, la ficción de alguna forma se volvería realidad. Cuando apareció al fin Patagonia Express, un libro de historias de viaje a lo Bruce Chatwin, lo devoré en horas, encontrándome con algunos apellidos e historias conocidos. La verdad es que hay hartas historias patagónicas no escritas y este territorio da para mas de un libro. De hecho, alguna vez conversamos con Lucho, como le decían sus amigos, de que aun estaba por ser escrita la gran novela de la historia de Aisén.
 
Pasaron los años, y ya en el 2002, nosotros estábamos en plena campaña contra el megaproyecto de refinadora de aluminio Alumysa, cuando el tristemente célebre triministro Rodríguez Grossi declaro que “cual era el problema para que se instalase esa refinadora, si en Aisén vivía nadie y había nada”. No fuimos los aiseninos los únicos indignados; Sepúlveda tras leer la noticia por  internet en su casa en Guijon, también. Y como era persona de acción, organizo venir a filmar un documental para apoyar nuestra causa patagona.
 
Así es como un día llegó a Balmaceda con su equipo de filmación y producción, nos reencontramos con abrazos, todos contentos y tras una a dos semanas de arduo trabajo y abundantes anécdotas, en que estuvimos en Lago Caro, Fiordo Aisén y las desembocaduras de los ríos Cuervo y Condor, en el Río Blanco y Pared de las Manos de Cerro Castillo, entrevistando lugareños y hasta con un aventuresco sobrevuelo a los lagos Yulton y Meullín. Ellos siguieron complementando la historia en Santiago con entrevistas, entre las que destacaban aquellas al entonces senador Adolfo Zaldivar y al ministro Rodriguez, que pasarían a ser algo así como los villanos de la película. Al poco tiempo el documental estuvo terminado, se llamó Corazón Verde y hasta obtuvo un premio en el Festival de Cine de Venecia. 
 
 
Sepúlveda haciendo una entrevista para el documental Corazón Verde.Sepúlveda haciendo una entrevista para el documental Corazón Verde.
 
 
Una conferencia de prensa con Sepúlveda en Coyhaique.Una conferencia de prensa con Sepúlveda en Coyhaique.
 
 
Filmando en Rio Condor. Filmando en Rio Condor.
 
 
Una vez que lo recibimos en la región, lo vimos con harta emoción junto con las y los protagonistas. La mas memorable debe haber sido aquella en la Junta de Vecinos de Lago Caro, en pleno campo bajo los coigües centenarios y al lado del rio que pretendían borrar del mapa. Hubo algunos intentos para que Corazón Verde fuese emitido en televisión abierta nacional, pero ahí como nos ha sucedido en varias oportunidades, no mostraron interés. Para ellos también somos “nadies”. Años después, este documental por iniciativa nuestra fue emitido con éxito por TV Santa María de Coyhaique y haremos lo posible por subirlo a YouTube.
 
 

 

Luis Sepúlveda tampoco estuvo ausente para la campaña “Patagonia sin Represas”, de esa época aún subsiste una vehemente carta al entonces “ciudadano Presidente” Piñera.
 
En esos años vertiginosos nos encontramos con que Luis Sepúlveda hizo el guion para la película Tierra del Fuego, por lo que deducimos tiene que haber estado por ahí, aparte de haber leído todo lo que hay sobre ese tema. No cabe duda que era un fanático de la magia patagónica y dicen era admirador de la literatura del gran escritor Francisco Coloane.
 
En su estadía en Aisén del 2002, conversamos con Lucho la posibilidad de editar un libro sobre Aisén Reserva de Vida. Había visto su ayuda para un libro de Lucas Chiappe, amigo defensor de los bosques de la Comarca Andina (Epuyén - El Bolsón). A él le pareció interesante y hasta vio la posibilidad de presentarlo en una feria del libro en Europa.
 
Avanzamos en esos años con el libro, escaneando diapositivas con Víctor Hugo de la Fuente en Le Monde Diplomatique, en Santiago, pero por desgracia el contacto con Sepúlveda se volvió débil y la posibilidad del libro cada vez mas lejana, hasta que nos reencontramos en Facebook. Ahí veíamos a un Sepúlveda muy internacional, disfrutando ediciones de sus libros en todo el mundo y siempre muy conectado con Chile.  A esas alturas el libro de Aisén Reserva de Vida terminó siendo editado por la facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile y cuando salió la versión digital, en enero de este año, al primero que le envié el link fue a Lucho, quién se mostro contento y alguna vez conversamos de una segunda edición. Pero las vueltas de la vida dirían otra cosa.
 
Esas vueltas incomprensibles de la vida por las cuales un amante y defensor de la naturaleza y los animales termina su vida a causa de un virus de zoonosis que nadie sabe de dónde lo recogió.
 
Cuando Lucho se fue al mas allá, tras trascender a través de su obra y en nuestros  corazones, ayer casi milagrosamente aparece su hijo Carlos, y ante mis saludos y abrazo sentido me responde: “El va a volver a la Patagonia que el tanto ama”.