Islote Lobos: el parque nacional N°40 de Argentina

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El lugar posee una colonia reproductiva de lobos marinos de un pelo. Foto: Islote LobosEl lugar posee una colonia reproductiva de lobos marinos de un pelo. Foto: Islote Lobos 

Por Tomás Moggia
 
Con el reciente anuncio de la creación del Parque Nacional Islote Lobos, Argentina llegará a la extraordinaria cifra de 40 parques nacionales. Un Área Natural Protegida provincial desde 1977, el complejo Islote Lobos está conformado por un grupo de cinco islotes con gran diversidad de fauna marina y aves, muchas de las cuales han transformado a este rincón costero en un verdadero refugio animal.   
 
Una vez que se defina la delimitación exacta del nuevo parque, lo que dependerá de la máxima pleamar, se espera que el proceso continúe con otros requisitos legislativos para entrar a operar bajo la nueva figura de protección por el principio de próximo año. Así, Islote Lobos se convertirá en el segundo parque nacional de la provincia de Río Negro, en la Patagonia argentina, sumándose al Parque Nacional Nahuel Huapi, pionero en aquel país con su creación en 1930. 
 
Marcado por el ritmo de las pleamares y bajamares, el Islote Lobos es el que se ubica más al norte, seguido en dirección sur por La Pastosa, Ortiz Norte y Ortiz Sur, Redondo y la islita de los Pájaros. El sitio se encuentra a unos 50 kilómetros de Sierra Grande, un pueblo minero rionegrino, y a una distancia similar de San Antonio Oeste.
 
“Conservar la naturaleza y brindar una oportunidad de desarrollo turístico son dos conceptos que van de la mano”, dijo la gobernadora Arabela Carreras durante el anuncio.
 
Poco visitado y conocido, pese a sus reducidas dimensiones este complejo costero concentra colonias reproductivas de diferentes especies de aves marinas y costeras, y es un importante lugar de descanso para las aves migratorias -como el playero rojizo- durante sus largas travesías entre los hemisferios norte y sur. Se han registrado 61 especies de 20 familias distintas de aves en los islotes, entre ellos varios tipos de gaviotas, gaviotines, playeros, chorlitos, ostreros, garzas o patos, y aves terrestres como halcones, ñandúes, lechuzas y, de vez en cuando, flamencos.
 
La baja profundidad del mar y la riqueza de nutrientes explica en parte por qué la zona alberga tantas formas de vida, desde crustáceos y moluscos hasta la colonia de pingüinos de Magallanes más septentrional del mundo –con 12 mil individuos y 4 mil nidos-, y una colonia reproductiva de lobos marinos de un pelo. La fauna continental incluye además a especies como guanacos, zorros y peludos –un armadillo-. La abundancia también se proyecta hacia el mar, donde se han divisado especies de delfines como la amenazada  franciscana o delfín del Plata, y ballenas francas australes.
 
 
En el futuro parque nacional reside una colonia de pingüinos de Magallanes. Foto: Islote LobosEn el futuro parque nacional reside una colonia de pingüinos de Magallanes. Foto: Islote Lobos
 
 
El nuevo Parque Nacional Islote Lobos intentará saldar una deuda relacionada con la escasa representatividad y protección que el litoral costero patagónico del Atlántico tiene en la Administración de Parques Nacionales (APN) de Argentina. A través de la recategorización se busca contar con un mayor soporte y recursos para la conservación de este frágil territorio, que además posee un valioso registro arqueológico, ya que hasta el día de hoy se pueden hallar vestigios del pueblo tehuelche en forma de fragmentos de cerámicas, artefactos líticos y conchales. De cierta manera, parte de esa tradición perdura a través de la pesca trashumante de los pulperos –cazadores de pulpitos patagónicos-, que encuentran en el complejo Islote Lobos uno de sus últimos bastiones.
 
Reforzar la protección de este pedazo del litoral costero patagónico obligará a poner en equilibrio el turismo y la conservación, y para ello una tarea fundamental ha sido la delimitación de las zonas intangibles que permitirán que los visitantes no perturben la fauna nativa y se mantengan a una distancia prudente para no generar un impacto negativo. Es parte de lo que posibilitará que la armonía se mantenga y la vida salvaje prospere en el futuro parque nacional.