Por Sebastián Silva Alcaíno
Un estudio realizado por científicos de diversas instituciones chilenas y publicado en la revista científica internacional Progress in Oceanography ha revelado que hacia el año 2100 habrá una merma de biomasa del krill antártico. Este crustáceo es considerado clave en la red alimenticia del continente blanco. Es una situación que podría provocar el desplazamiento de numerosas especies que dependen del krill, entre ellas diversas ballenas, pingüinos, focas y peces.
“El krill es una especie clave en el ecosistema antártico porque muchos organismos dependen de él y se encargan de transferir de forma eficiente la energía desde los niveles tróficos inferiores a los superiores”, comenta la Dra. Andrea Piñones, oceanógrafa de la Universidad Austral de Chile (UACh) y coautora del artículo.
El krill antártico se reúne en grandes cardúmenes. El estudio realizado, en el que participaron científicos de Universidad de Concepción (UdeC) y el Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh), determinó a través de modelos predictivos el efecto de distintos factores tanto ambientales como antropogénicos en el krill (Euphasia superba). Este pequeño crustáceo, que mide entre apenas 6 y 7 centímetros de largo.
Los profesionales utilizaron un modelo trófico denominado Ecopath. Con él realizaron tres proyecciones climáticas medioambientales bajo parámetros como la extensión del hielo marino y la concentración de clorofila, además de analizar variables antropogénicas relacionadas con la pesquería de krill. El área muestreada contempló la zona occidental de la península Antártica, desde isla Alexander hasta la parte este de isla Elefante.
El estudio reflejó la importancia de las variables ambientales en el devenir de este organismo, con un especial énfasis en la clorofila-a, pigmento fotosintético que es producido por fitoplancton, alimento del krill. La cantidad de este elemento influyó fuertemente en la variabilidad de la red trófica antártica en un futuro, generando cambios hacia fines de siglo. La investigación también detectó el aumento de otros organismos zooplanctónicos, como las salpas.
El cambio climático es uno de los principales factores que impactan en la distribución y en los ciclos de vida del krill antártico. “La biomasa será afectada de forma negativa producto de un cambio en la distribución de alimento y/o cambios en la distribución del hielo marino, principalmente la reducción de éste. Durante los estadios tempranos de vida factores como la temperatura del agua en profundidad y cambios en los niveles de pCO2 (acidificación) pueden ser relevantes, mientras que los organismos adultos pueden estar sujetos a presión por pesquerías o por el consumo de depredadores que dependen de él”, explica Piñones en una entrevista.
Sobre el desplazamiento de especies que tendría lugar producto de este cambio, la especialista comenta: “Una de las implicancias podría ser una reestructuración a nivel local de la trama trófica de lugares costeros como fiordos y bahías antárticas. Si el krill desaparece de cierta región las especies que dependen de este se ven obligadas a cambiar su dieta y/o a desplazarse y seguir al krill a dónde él esté”.
Los resultados del modelo predictivo determinaron una baja influencia de la pesquería en la disminución de la biomasa de este organismo. No obstante, los expertos aseguran que hacen falta más estudios para determinar con mayor precisión cómo impacta esta variable en la biomasa de krill.
Respecto de cómo estos resultados pueden verse reflejados en las ballenas, la Dra. Piñones afirma: “Desde la moratoria a la caza de las ballenas de tipo comercial, a ellas les ha ido bastante bien, se han ido recuperando en número. Sin embargo, si tu principal alimento es el krill y este se ve reducido, por consecuencia te verás afectado. Pero no puedo decir específicamente a qué nivel y cuáles serían las consecuencias. Quizás un modelo bioenergético para ballenas podría ayudar a dilucidar esta interrogante”.
Las conclusiones de esta investigación sugieren una fuerte disminución de la biomasa de krill antártico de aquí a finales de siglo bajo todos los escenarios climáticos e independiente de la presión pesquera. “Los siguientes pasos serán corroborar en terreno los resultados obtenidos y mejorar el modelo para que represente mejor el ciclo de vida de la especie y la distribución de las pesquerías, con el fin de obtener proyecciones más representativas”, concluyó el Dr. Giovanni Testa, oceanógrafo de la UdeC y líder de esta investigación.