Nota del Editor: La siguiente es de la Edición 28.
Por Paula Fernández
En el litoral central, a tan solo 48 kms al noroeste de Viña del Mar, ciudad costera ubicada a 120 kilómetros de Santiago, nos topamos con los hermosos acantilados de Quirilluca, hogar de magníficas vistas hacia la bahía, bellos atardeceres y una increíble cantidad de diversa avifauna y fauna marina.
Justo en este paisaje único donde el campo se junta con el mar, puedes hacer un trekking de muy baja dificultad, pero de muy alto nivel atractivo con esas vistas magnéticas hacia el horizonte, sobre un mar que parece infinito y la fascinante avifauna que a veces puedes presenciar en sus nidos que elaboran en los agujeros que se han formado durante millones de años en las rocas.
Estos acantilados, que alcanzan casi los 90 metros de alto en la parte más elevada, están compuestos de roca arenisca y conglomerado (grava petrificada). Según el Museo de Historia Natural de Puchuncaví, las rocas pertenecen a la denominada “Formación Horcón”, que se distinguen por la presencia de numerosos fósiles cetáceos, peces e invertebrados y que se formaron principalmente en un ambiente marino que existió durante la época del Plioceno, hace unos 2 a 5 millones de años atrás.
Durante este trekking que contempla alrededor de 1.5 horas en un sentido, es posible observar distintos ejemplares de avifauna muy característico del lugar, como el piquero (Sula variegata), que es uno de los principales habitantes de esta zona, y quien comparte la casa con pelícanos (pelicanus), gaviota dominicana (Larus dominicanus), y loicas (Leistes loyca). Además, es posible observar nutrias marinas desde los acantilados y atravesar un bosque de Belloto del Norte, especie de árbol nativo en peligro de extinción.
Todo lo anterior hace que este lugar sea un sitio único en su especie y que justificadamente haya llevado a Chile a declararlo un sitio prioritario para la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, este lugar tan especial podría verse gravemente afectado en poco tiempo si fructifica un proyecto inmobiliario a gran escala planeado en las cercanías, el cual comprende 14.108 viviendas. Uno de los últimos lugares sin desarrollar que quedan en la zona de Maitencillo, hasta ahora, el llamado proyecto “Maratué” ha sido bloqueado gracias a la oposición ciudadana.
Esta es una caminata que puede hacerse en ambos sentidos: desde la bahía de Maitencillo hasta Quirilluca o viceversa. Mi recomendación es hacerlo en su primera opción ya que la caminata termina en una idílica playa de arena blanca y aguas claras, que, si no fuera por la baja temperatura de esta parte del océano Pacífico, podríamos decir que es paradisíaca.
Desde Maitencillo, debes dirigirte hacia el sector de cerro Tacna, desde donde despegan parapentes de la empresa Parapente Aire Libre. Pasado este lugar, comienza el trekking de 4,1 kilómetros, por un sendero bastante ancho, imposible de perder ya que en todo momento va sobre los acantilados.
Es importante señalar que no hay agua en todo el sendero y que es importantísimo la protección solar ya sea con ropas especiales o crema. En el sendero prácticamente no hay sombra y la luz del sol puede ser engañosa.
Se trata de un panorama ideal para hacer con toda la familia que puede conocer este discreto lugar de notable belleza y tan importante para la conservación de la biodiversidad que se refugia en uno de los últimos lugares del litoral central sin construcciones, edificaciones o símiles.
Te invito a conocerlo y disfrutarlo.