Por Patricio Segura
A pocos metros del Centro de Engorda de Salmónidos “Huillines 3”, dentro del Parque Nacional Laguna San Rafael en el Estero Cupquelán, fue divisado el cuerpo de una ballena jorobada (Megaptera novaeangliae). Las instalaciones, hoy sin operación, son propiedad de Cooke Aquaculture, una empresa canadiense, y han protagonizado diversas controversias administrativas y legales, que incluso han llegado a la paralización en 2022 por orden de la Superintendencia del Medio Ambiente de Chile (ratificado por el Tribunal Ambiental de Valdivia) de la siembra de 170.000 salmones, por sus posibles efectos ambientales.
Uno de los registros fue realizado este martes por la tripulación de la empresa de turismo náutico Kawésqar Patagonia, que realiza tours desde Bahía Exploradores a la Laguna San Rafael. La ballena, ese día ya a unos 600 metros del centro, “estaba a la orilla de la costa, nos acercamos a apreciarla para verla con mayor claridad, logramos así identificar que se trataba de un ejemplar de una ballena jorobada, de unos 12 a 13 metros” señaló Yimmy Avendaño. Por lo que se pudo apreciar, “ya estaba bastante hinchada, lo cual genera una data de muerte ya de unos varios días, estamos hablando de unos tres o cuatro, según lo que comentamos con nuestros colegas”.
A esas alturas, “el olor está bastante fuerte, así que no nos pudimos acercar mucho más” explicó el guía.
Por su parte, Carla Zúñiga, de otra empresa de turismo náutico, explicó que ya el lunes cerca de las 14,30 hrs, de regreso de un tour a la laguna “nos acercamos a ver un bulto blanco que en la mañana habíamos visto en el mismo sector. Era una ballena muerta, aparentemente una jorobada de unos 11 metros de largo. Ya se encontraba hinchada y con presencia de algunas heridas, fue una situación muy triste” señaló. Ese día, el cuerpo del cetáceo estaba a pocos metros de las boyas del centro.
En los días previos se había constatado que en dicho sector se habían avistado “soplos” en la superficie, que es el procedimiento mediante el cual una ballena sale del agua para expulsar vapor condensado y así respirar. “Hace unas semanas atrás vimos cercano a ese sector el soplo de una ballena”, dice. Por el momento no hay claridad si se trataría o no del mismo ejemplar, que estuvo nadando por el sector durante semanas.
La denuncia ya se realizó al Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca) vía correo electrónico, y se espera que se pueda realizar una autopsia con el fin de establecer claramente la causa de muerte del cetáceo, descartando o confirmando la incidencia que pueda tener la contaminación presente en el lugar, principalmente de plásticos y microplásticos.
Actualmente el Centro de Engorda de Salmónidos “Huillines 3” se encuentra sin personal y prácticamente abandonado, sólo con las boyas y algunos pasillos. Hasta el miércoles de la semana pasada, al menos, existía en el lugar un pontón acuícola de Cooke Aquaculture, en cuyo interior, por lo que se constató, había contenedores rotulados como depósitos de elementos químicos, y sustancias peligrosas, tóxicas y corrosivas.
Según informaron testigos, al momento de avistar esta semana la ballena muerta, la caseta en específico había sido retirada del lugar.
Otro caso en reserva nacional Kawésqar
Este acontecimiento se suma a otro hecho similar ocurrido también por estos días en la reserva nacional Kawésqar, en Magallanes, donde Sernapesca fue notificada sobre el hallazgo de una ballena jorobada “presuntamente enmallada” y muerta en un centro de cultivo de la empresa Australis Mar, ubicado en el Seno Glacier. A raíz de esto, el organismo derivó los antecedentes a la Fiscalía Regional, ya que aunque “la empresa nos informó sobre lo ocurrido, es crucial investigar cómo sucedió y adoptar las medidas necesarias para el adecuado retiro del cetáceo del centro de cultivo” señaló al respecto Ximena Gallardo, directora Sernapesca Magallanes.
Situaciones como ésta son las que han alertado a las organizaciones regionales, nacionales e internacionales, y han llevado a exigir la salida de los centros de cultivo de las áreas protegidas, sin relocalización, bajo el alero de la campaña “¡Salvemos la Patagonia!”. Ésta es impulsada por la Alianza por la Defensa de las Áreas Protegidas, que aglutina a más de 40 organizaciones de Los Lagos, Aysén y Magallanes, entre otras del resto del país y el extranjero.