El ex senador Antonio Horvath: Un campeón para Patagonia (1950-2018)

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El ex senador Antonio Horvath, un fuerte defensor de la Patagonia y el medioambiente, murió hoy tras una larga batalla contra el cáncer durante el último año.
 
Como corresponsal extranjero, y más tarde como editor de esta revista, tuve la gran fortuna de conocer a Horvath a lo largo de los años. Una persona cálida y generosa, la última vez que lo entrevisté en Coyhaique fue en el marco de una breve reunión en un café, la cual terminó extendiéndose por varias horas, incluyendo un paseo por la ciudad y una visita a su casa antes de asegurarse que yo llegara a tiempo al aeropuerto.
 
Un político independiente, Horvath representó a la región de Aysén por casi tres décadas, primero como diputado, y desde 1994 a enero de 2018 como senador. Siempre que hubo un problema medioambiental, Horvath estaba al frente en el Congreso Chileno buscando forjar nuevas y mejores leyes. Durante varios años, fue jefe de la comision medioambiental del Senado, y un líder clave del llamado "Banco Verde" de los parlamentarios ambientales. Luchó contra el proyecto de represas de HidroAysén, y en su lugar propuso que Chile avanzara con mayor velocidad para aprovechar su considerable potencial de energías renovables. Entre otros esfuerzos medioambientales como senador, copatrocinó la legislación para conservar bosques nativos y prohibir el uso de semillas genéticamente modificadas.
 
Como un patagónico desde que se trasladara a Aysén en 1976, también se convirtió en un defensor regional. Llegó a apreciar las singulares y especiales características culturales y naturales de la Patagonia, y buscó el apoyo formal del gobierno para solicitar la designación por la UNESCO de la Patagonia chilena como Patrimonio de la Humanidad.
 
Con una maestría en ingeniería civil y medioambiente de la Universidad de Purdue en Estados Unidos, tal vez su más orgulloso logro fue su labor a cargo de la construcción de la Carretera Austral entre 1976-89. Este ambicioso proyecto esculpió una carretera hacia el sur a través de una naturaleza virgen, en un esfuerzo por mejorar las conexiones de la Patagonia con el resto de Chile. Pero también se convirtió en un destino turístico en sí mismo por ser una ruta que atraviesa paisajes mágicos y hermosos.
 
Patagon Journal envía sus más profundas condolencias a la familia y amigos del ex senador Horvath. 
 
A continuación, mi entrevista con el ex senador Horvath publicada en la edición 6 de la revista (Invierno 2014) sobre su obra maestra, la Carretera Austral, y una variedad de otros temas.
 
LANGMAN: ¿Cómo llegaste a la Patagonia y por qué te quedaste acá?
HORVATH: Mis padres siempre tuvieron mucha cercanía con la naturaleza. Veraneábamos en carpa y fui scout. Empecé a notar que  la ciudad de Santiago era cada vez más agresiva. Estudié ingeniería y hice mi tesis sobre los problemas de la ingeniera con hielo, nieve y escarcha. Siempre encontré que en el trazado de caminos hay una combinación de arte e ingeniería, me vine al sur y me encantó la zona.
 
El camino de Cochrane a Caleta Tortel es precioso, ¿qué pasará si construyen demasiadas cosas, se arruinará?
Sí, es un camino de parque y así hay que entenderlo. Hemos conversado más de una vez de darle una protección legal, que tenga sentido con una región como la Patagonia. El ingeniero tiene una mentalidad de que mientras un camino sea más grande y derecho es mejor.  Eso es una fatalidad para una zona que es frágil y que tiene mucho atractivo natural y cultural. Es un tema y se ha ido poco a poco introduciendo en las especificaciones técnicas de los contratos y conciencia de la gente. No es un tema sólo legal sino también de conciencia y educación.
 
Desafortunadamente, los caminos escénicos como, por ejemplo, Camino Ensenada fuera de Puerto Varas están siendo inundados por los proyectos de desarrollo turístico.
Ese no es el modelo que queremos. No es cosa de que un burócrata decida todo, la gente tiene que participar en esas decisiones. Se ponen de acuerdo pescadores, turismo, conservación y las comunidades entre otras y se hace una suerte de zonificación que es indicativa pero tiene base legal. Nadie puede hacer algo distinto después, a menos que se logre reunir el grupo y se haga una zonificación pero más pequeña. Estamos justos en una  etapa de darle un rango legal, y eso permite que no cualquiera haga lo que quiera en torno a la Carretera Austral, por ejemplo.
 
 
 
 
El lado positivo de caminos como la Carretera Austral se les da acceso a lugares desconocidos, remotas, pero también aumentan las amenazas a las áreas naturales.
Un camino siempre es una herramienta. En el caso de la ruta Austral y los transversales se han convertido en un atractivo en sí mismo.  El camino parte en 1976 y para 1978 hicimos un grupo de trabajo y sacamos la publicación Trapananda, para que distintos estudios y personas valoraran lo que eso significaba.  Los caminos se traspasaron a Conaf para que hicieran sus senderos interpretativos. Nosotros tenemos mucho parque en Chile pero en el papel, Conaf es una institución que le pone mucho amor propio a lo que hace, pero no tiene suficiente poder ni los medios. Un ejemplo es el Parque Bernardo O´Higgins, que tiene solo un guarda parques. Eso no se cuida, ni se valora ni produce todo el potencial de servicios que puede dar.
 
Así que una cuestión clave, entonces, es la promulgación de nuevas políticas de ordenamiento territorial.
En la administración pasada, trataron de meter un nuevo ordenamiento, distinto y que hoy está en tela de juicio porque deja que los mega proyectos sean parte del sistema. De eso obviamente estamos en contra porque son fatales. Hidroaysen es un punta de lanza para 10 proyectos más. El río Aysén, en cisnes, Figueroa, Palena, Futaleufú, es una red de grandes mega proyectos que, de aprobarse Hidroaysen, generarían un efecto dominó. Cada uno tiene su línea de transmisión. No pueden ir en la misma torre, significa transformar la Patagonia en una guitarra eléctrica y, además, sabemos que existen soluciones alternativas con energías distribuidas cerca de la producción del lugar de consumo. Además no requiere que las grandes empresas hagan las políticas de energía. Es un sistema que hay que cambiarlo profundamente para que las energías renovables tengan más cabida.
 
Está empujando para la re-nacionalización del agua en Chile, ¿cómo va eso?
Hay varias reformas constitucionales que hemos planteado. La reforma que yo presenté incluye el manejo integrado de las cuencas. Un ejemplo es el río Futaleufu, queremos que sea para conservación, turismo y todo lo sea compatible. Es una nacionalización de agua con un procedimiento, o sea si alguien tiene un derecho del agua no se lo pueden llegar y quitar, pero si le pueden decir: mire su derecho del agua aca es imposible de ejercer po que es una zona que está protegida turísticamente o porque no queremos una represa.
 
 
 
             
 
¿Qué tal una forma especial de protección para ríos con alto valor de conservación y turismo, algo parecido al sistema de Wild and Scenic Rivers en los EE.UU.?
Con Robert Kennedy, que viene seguido acá a Futaleufú sobre todo, y la organización Riverkeepers se está intentando que varios ríos de la Patagonia entren bajo esa organizacion con base legal en Chile. El tema es que tengan una base legal fuerte porque, por ejemplo, en la anterior administración de Bachelet se definieron algunos ríos de interés de protección, pero la administración anterior lo derogó, entonces tienen que tener una continuidad en el tiempo.
 
¿Qué ha pasado con el movimiento social de Aysén?
Creo que se ha logrado un 20 o 25% de las 11 peticiones originales. Conozco ese movimiento desde que nació y hubo una buena oportunidad de unir las deudas históricas. Ese conjunto de deudas generó una chispa que los activó, y en el gobierno pasado la autoridad regional era excesivamente autoritaria y en vez de sentarse en una mesa, conversar y lograr soluciones trajo fuerzas especiales para aplastar la rebeldía.  Eso exacerbó los ánimos. Tras esto hubo 11 peticiones que eran totalmente posibles de resolver. Los resultados pese a la propaganda del gobierno pasado no están tan a la vista. La región demostró que es capaz de unirse y sacrificarse por temas importantes.
 
El ex presidente Piñera era un miembro de su partido político anterior, ¿qué pasó?
En ese minuto había dos alternativas: Piñera o Frei Ruiz-Tagle. Piñera en ese minuto mostró una apertura a los temas ambientales y a los pocos meses él le dio la espalda a estos movimientos. Yo pasé al área adversaria y no cumplió con los compromisos que prometió en su campaña. Antes de que me echaran renuncié.
 
¿Qué tipo de modelo de desarrollo quieres para la Patagonia?
Es un lugar especial en el mundo y por ello que merece un estatuto especial.  Ahora estamos tratando de que la Patagonia sea Patrimonio de la Humanidad y sea reconocida internacionalmente. Para ello requiere un sistema descentralizado con un ordenamiento territorial. Hemos hecho el ejercicio y en el ámbito económico suma más que todos los mega proyectos. Ese es el camino que tenemos que empujar entre varios, poner en valor lo que ecológicamente y cultural somos.
 
El estilo de vida en la Patagonia es diferente.
Claro y tiene una profunda filosofía. Acá las distancias se miden en horas y el dicho de la Patagonia que dice “el que se apura pierde su tiempo”, no es un signo de flojera sino un sinónimo de que las cosas tienen un ritmo propio.
 
¿Está en peligro este estilo de vida?
Siempre. El sistema centralizador no es solo de Chile sino de todo el mundo, la protesta social está en conciencia de que el planeta no resiste más. No podemos seguir en este camino. 
 
 
 
 
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