¡No Pasaran!

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Todavía no me repongo del asombro que me provocó leer la primera entrevista que le realizó El Mercurio al flamante embajador de la hermana República de Chile en la Argentina, Adolfo Zaldívar, donde declara: "Si se hacen las hidroeléctricas en Aysén, sería factible que la línea transmisora venga por Argentina." De esta forma Zaldívar confiesa un plan que estarían urdiendo los gobiernos de ambos países para encontrarle una salida a la confrontación que mantiene en vilo a toda la Patagonia: el intento de construir entre 5 y 19 mega represas hidroeléctricas desde Aysén hasta el Río Puelo.
 
Zaldívar se refiere en particular al proyecto HidroAysén, las cinco centrales impulsadas por Endesa y Colbún (antes Endesa Chile y España, hoy, Enel Italia) en la Región de Aisén, proyecto no autorizado pero aún así apoyado solapadamente por funcionarios del gobierno chileno, cuyo verdadero objetivo es proveer ingente cantidad de energía ‘barata’ a las corporaciones trasnacionales mineras y forestales que pretenden seguir invadiendo ambos países.
 
Cabe remarcar que este descabellado proyecto está siendo resistido desde hace años por una coalición internacional de más de 64 organizaciones ambientales y sociales, el "Consejo de Defensa de la Patagonia - CDP", alineadas en la campaña "Patagonia Sin Represas". Un colectivo con un eje de alianzas bi-nacionales jamás visto, tanto por su heterogeneidad, como por el arraigo popular que cosecha. El CDP está enfrentándose de igual a igual a un consorcio conformado por empresarios inescrupulosos, junto a sus pares de la clase política, con un resultado impensado hasta hace pocos años atrás: develar los negociados privados y los perjuicios públicos que se tejen detrás de estas faraónicas obras.
 
A menos que el titular mencionado haya sido un voladero de luces, es evidente que el señor Zaldívar desconoce la realidad socio-ambiental argentina y, sobretodo, no tiene idea de la relevancia que han adquirido en nuestro país las entidades no-gubernamentales relacionadas con la conservación de los bienes naturales y la biodiversidad de este territorio, así como con el empoderamiento de las comunidades locales.
 
Quizás al vivir encupulado, a Zaldívar se le ocurrió que trasladar a Argentina una de las razones principales de la inquebrantable oposición al proyecto HidroAysén --el tendido de 2.200 Kms. de cables, torres y subestaciones para transportar hacia el norte la energía producida en el sur--, resolvería el problema. Al contrario, lo agravaría sobremanera, brindándonos, además, a todas las organizaciones que conformamos el CDP, la posibilidad de ver con aún mayor claridad los turbios negocios que proyectan unos pocos a costa del futuro de todos.
 
Paso a recordarle a la dirigencia política chilena que la consigna principal de la furiosa oposición que generó en el nor-oeste del Chubut la corporación Meridian Gold, con sus pretensiones de instalar un mega proyecto minero en las inmediaciones de la ciudad de Esquel, fue el ahora emblemático: "¡NO PASARÁN!"... Y ¿Saben que ocurrió? ... No pasaron.
 
Al chequear los diarios de la época (2002-2003) podemos leer como esta empresa tuvo que retirarse literalmente "con la cola entre las piernas", al igual que sus aliados políticos encabezados por el ex-gobernador del Chubut, J. L. Lizurume, quién, al año siguiente y como escarmiento, perdió por un margen insólito de votos en contra, su pretendida reelección.
 
Podría enumerar un sinfín de situaciones semejantes que se han dado en nuestro país en los últimos 30 años. Tuve el privilegio de co-escribir un libro, "La Patagonia de Pie - Ecología vs. Negociados", en el que varias ONGs dedicadas a la conservación resumimos 14 luchas emblemáticas que nos involucraron desde el año 1981, en plena dictadura militar, hasta hoy, y de las cuales salimos siempre airosos, y con cada vez más certezas sobre la necesidad de la autodeterminación de los pueblos y comunidades respecto al futuro social y ambiental que queremos.
 
Para cerrar, quisiera agradecerle al señor Zaldívar la sinceridad e incluso la ignorancia de sus declaraciones, ya que ha logrado prender la alarma a lo largo y ancho de la cordillera Patagónica, dándole, de esta manera, una vuelta más de tuercas a la entrañable unión entre los pobladores de ambos lados de la cordillera... Un verdadero estímulo para que tomen cada vez más fuerza las alianzas y la solidaridad entre las personas que vivimos en la Patagonia, y las que en general defienden la vida desde donde sea, y así frenar en seco los intereses espurios de las corporaciones políticas y empresariales que tratan con prepotencia de imponernos las letales reglas de su juego. 
 
Por Lucas Chiappe, coordinador del Proyecto Lemu (Epuyen - Chubut)
 
Foto gentileza Proyecto Lemu
 
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